Ecuador: Casos de abusos sexuales impunes en la iglesia católica
En Ecuador, el Suicidio en el Congreso que Reveló una Trama Oculta de Abusos Sexuales Impunes en la Iglesia Católica. Un hombre se quitó la vida en el Palacio Legislativo ecuatoriano. La conmoción llevó a una investigación periodística que develó un secreto guardado por décadas.
En marzo de este año, la noticia de que un ex funcionario de la Asamblea Nacional del Ecuador se había suicidado en el Palacio Legislativo causó sorpresa.
En un país sumido en una profunda crisis de seguridad, la opinión pública planteó varias hipótesis para explicar lo sucedido. Un funcionario del congreso comentó en X que el hombre que se quitó la vida lo hizo porque buscaba reincorporarse a un cargo dentro de la Legislatura. Tras esa explicación, el caso quedó en el olvido.
Sin embargo, tres meses después de esa tragedia, el medio comunitario Wambra publicó una investigación realizada por Sybel Martínez, abogada y directora del Grupo Rescate Escolar.
La investigación reveló que Ricardo (nombre protegido) se quitó la vida tras esperar, durante 36 años, que su abusador, un laico religioso luego convertido en sacerdote, fuera sancionado por la Iglesia Católica.
En su adolescencia, Ricardo sufrió abuso sexual sistemático por parte de Franklin Germán Cadena, que en el momento de los hechos era un laico que pertenecía a la comunidad salesiana en el Centro Juvenil San Patricio, en 1987.
A pesar de las denuncias de Ricardo, Cadena fue ordenado como sacerdote diocesano y continuó ejerciendo en diferentes parroquias.
Un Secreto Guardado por Décadas
Un día antes de suicidarse, Ricardo envió a su esposa la documentación sobre su caso que había recopilado durante los 36 años de impunidad.
Este caso se suma a otras denuncias de abusos por parte de miembros del clero católico en Ecuador, que continúan sin aplicar sanciones ejemplares para sus miembros.
Según el reportaje de Wambra, Ricardo ingresó al Centro Juvenil San Patricio a los 13 años, buscando refugio tras abandonar su hogar debido al maltrato de su madre.
Allí, en un lugar que debería haber sido seguro, fue víctima de abusos sexuales sistemáticos por parte de Cadena, quien aprovechó su posición de poder y confianza dentro del centro.Dieciséis años después, Ricardo escribió su primera carta de denuncia al inspector salesiano, el padre Francisco Sánchez.
Sin embargo, la respuesta fue evasiva y Cadena continuó su vida sin consecuencias significativas. En 2018, Ricardo obtuvo finalmente una audiencia con autoridades eclesiásticas, pero la sanción impuesta a Cadena fue mínima: una suspensión de un año de sus funciones sacerdotales, que ni siquiera se cumplió adecuadamente.
El caso fue remitido al Vaticano, que se declaró incompetente para juzgar a Cadena, ya que el abuso ocurrió cuando era un religioso laico, no un clérigo.
La Búsqueda de Justicia
La sanción de la suspensión no se hizo efectiva pese a que Cadena admitió haber abusado de Ricardo.
“Ricardo tenía 52 años, estaba casado y tenía dos hijas, una de su matrimonio y otra con su pareja anterior, cuando pudo concluir lo que él llamaba ‘su sanación’”, explicó la abogada.
“Había pasado 36 años de su vida buscando verdad, justicia y reparación y no la encontró”, indicó.
Tras la publicación de Martínez, el 27 de junio, el Vicariato Apostólico de Galápagos se pronunció sobre la denuncia de abuso sexual de Ricardo contra el sacerdote Cadena.
El obispo Patricio Bonilla anunció que el 24 de junio de 2024, cuando se publicó el reportaje sobre Ricardo, se suspendió de manera indefinida a Cadena de su ejercicio sacerdotal.
Sin embargo, un morador de Galápagos señaló que Cadena ya había salido de las islas.
El Encubrimiento Sistemático
En Ecuador, otros casos similares al de Ricardo muestran un patrón de encubrimiento y protección mutua dentro de la Iglesia Católica.
Estos abusos han sido investigados y documentados por diferentes medios y organizaciones, pero la respuesta institucional no ha sido severa.
Martínez indicó que “el mayor castigo para los sacerdotes abusadores es reducirlos al estado laical”.
Entre los casos más conocidos se encuentra el de César Cordero Moscoso, un sacerdote y fundador de la Unidad Educativa Borja en Cuenca, acusado por varios exalumnos de haber cometido abusos sexuales durante décadas.
En octubre de 2018, la Santa Sede expulsó de la iglesia a Cordero Moscoso, quien murió en 2023.Una investigación del medio GK de Ecuador reveló los abusos del sacerdote Luis Fernando Intriago en Guayaquil.
Las denuncias públicas comenzaron en 2018, y la Arquidiócesis de Guayaquil informó que la Santa Sede expulsó del sacerdocio a Intriago.
Asimismo, el portal Religión Digital alertó sobre un sacerdote quiteño que habría abusado de una menor de edad y que el arzobispo de Quito habría intentado encubrir.
Un Llamado a la Acción
Las historias de encubrimiento e impunidad demuestran, según Sybel Martínez, la falta de compasión del clero hacia sus feligreses.
“En términos religiosos, no hay acto de contrición ni arrepentimiento ni propósito de enmienda ni deseo de reparar daños causados. Tampoco rehabilitación. No se hace justicia y a las víctimas las llevan a un estado tal de indefensión que finalmente buscan la muerte, como en el caso de Ricardo”.