El arzobispo de Buenos Aires resaltó la conexión entre la fe, el sufrimiento y la esperanza
La última misa del Triduo del Milagro se realizó en el atrio de la Catedral Basílica, y estuvo a cargo del arzobispo de Buenos Aires, nombrado por el Papa hace un año, Jorge García Cuerva, quien tuvo palabras emotivas y espirituales, cargadas de imágenes y experiencias vividas durante la peregrinación de la que fue parte en este Milagro 2024.
Así sostuvo en sus palabras la conexión entre la fe, el sufrimiento y la esperanza, inspirada en la experiencia del sacrificio y la comunión con un pueblo sencillo y humilde, al que acompañó desde San Antonio de los Cobres hasta el Santuario del Señor y la Virgen del Milagro.
Habló de la incapacidad de poner en palabras lo que siente ante todo lo vivido, porque se trata de sentimientos profundos que emergen de la experiencia de ver, de mirar a los ojos a los peregrinos.
“Este tipo de conexión espiritual, marcada por el sacrificio físico y emocional, sobrepasa lo que el lenguaje puede transmitir”, dijo en la misa oficiada en homenaje al Señor del Milagro en el tercer día del Triduo.
Al hacer referencia a la cruz, fuente de fuerza y sabiduría, señaló: “hace referencia a la enseñanza de San Pablo, donde la cruz, que puede parecer una locura para algunos, es vista como la manifestación de la fuerza y la sabiduría divina para los creyentes”.
Aclaró entre otras palabras que esta sabiduría no es académica ni política, sino una sabiduría vivencial que proviene de la fe y que reside en las personas sencillas.
Mirada de Dios
García Cuerva dijo que “la mirada misericordiosa de Dios cura las heridas del alma, iguales a los cuidados recibidos durante la peregrinación. Esta mirada divina trae consuelo y esperanza a quienes se acercan con devoción. La fraternidad y la hermandad son un pacto necesario”.
De la Argentina
Finalmente, hizo referencia a que el Pacto de Fidelidad con Dios se convierte también en un pacto entre hermanos, donde la fe es vista como un antídoto necesario para los problemas que enfrenta la Argentina. “Se debe contagiar la fe y la sabiduría desde el pueblo sencillo hacia toda la nación”.
Resaltó el apoyo recibido desde las “márgenes” del camino, tanto en el sentido literal como simbólico. “Quienes están en los márgenes geográficos y sociales, con gestos simples y generosos ofrecen una lección para toda la nación. Estos gestos son vistos como una forma de curar las ‘heridas’ de la Patria, superando divisiones y dificultades”.
Agradeció y dijo que se lleva de Salta y del Señor y la Virgen del Milagro, la enseñanza de que “no podemos nada solos, nos necesitamos, todos estamos heridos y necesitamos que nos ayuden a curarnos”.
“¿De dónde viene la cura? De las márgenes, de las ‘periferias existenciales’ como dice el Papa Francisco, de las ‘Damianas’ de la vida, de ese pueblo, de esa Argentina”, y también dijo llevarse consigo “la capacidad de fiesta y de alegría, porque como hay corazones agradecidos siempre hay motivos para la alegría y la fiesta y no para quedarnos en la queja constante”.