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El CIF efectúa 500 informes anuales, de los cuales, el 60% son sexuales

Tras las acreditaciones, el Cuerpo de Investigaciones Fiscales informó que, de los delitos analizados, el 60 por ciento corresponde a delitos sexuales; emitiendo alrededor de 500 informes de forma anual. El Departamento Técnico Científico (DTC) del Cuerpo de Investigaciones Fiscales volvió a revalidar su acreditación ISO/IEC 17025:2017 tras superar una nueva auditoría del Organismo Argentino de Acreditación (OAA).

Con este resultado, el laboratorio mantiene una distinción que conserva desde 2018 y se consolida como el único laboratorio público del sistema de justicia penal del país acreditado en genética forense bajo este estándar internacional de calidad y competencia técnica.

La auditoría —la tercera de mantenimiento en el segundo ciclo de acreditación— estuvo a cargo del OAA, la única entidad habilitada en el país para otorgar esta certificación y reconocida por organismos multilaterales como ILAC, IAF, IAAC, OCDE e IHAF.

El proceso exigió demostrar, ante expertos externos en genética forense, que cada método, procedimiento y registro del servicio cumple con parámetros internacionales estrictos.

No se trata de una formalidad: supone acreditar que los resultados emitidos son confiables, imparciales y técnicamente solventes, destacó Leonor Barrenechea, ingeniera química y responsable de la Oficina de Calidad del CIF.

Un servicio clave para las investigaciones

El Servicio de Biología Molecular del DTC es uno de los pilares del trabajo fiscal. Allí se obtienen y comparan perfiles genéticos que permiten vincular personas, objetos y escenarios en cualquier tipo de delito donde haya evidencia biológica. Según datos del CIF, el 60% de los casos analizados corresponden a delitos sexuales; el 24% a homicidios; el 3% a femicidios; otro 3% a estudios de paternidad; y el 10% restante a hechos como robos, hurtos o situaciones de violencia de género.

Confidencialidad, trazabilidad y rigor técnico

La bioquímica especialista en genética y jefa del servicio, Alejandra Guinudink, explicó que el sistema de gestión garantiza dos valores esenciales en la justicia: confidencialidad e imparcialidad.

Cada muestra ingresa codificada y sin datos personales, de modo que el personal que la procesa desconoce su origen o vínculo con la causa. Toda la secuencia de análisis queda documentada: quién intervino, qué reactivos se utilizaron, de qué lote, en qué equipo y bajo qué controles.

Esa trazabilidad permite reconstruir el proceso completo hasta llegar al resultado final.

El laboratorio también mide su desempeño mediante ejercicios de intercomparación con instituciones de España, Portugal, Brasil, Colombia, Ecuador y Paraguay, entre otros países.

Reciben muestras ciegas, las procesan como evidencia real y envían sus resultados para ser contrastados.

Cada año, la unidad emite unos 500 informes periciales que se incorporan a investigaciones penales y procesa alrededor de 600 casos adicionales para la Base de Datos Genéticos.

En homicidios, un solo expediente puede requerir entre 20 y 30 evidencias; en delitos sexuales, entre 5 y 15.

Un equipo especializado y protocolos estrictos

El funcionamiento del sistema requiere un esquema de roles bien definido.

Además de Guinudink, integran el servicio los bioquímicos especialistas en genética forense Marcelo Parada y Gabriela D’Ascenzo; la bióloga forense de campo Miryam Romano; las doctoras en ciencias biológicas Gisel Taboada y Mercedes Monje Rumi; las técnicas en laboratorio Soledad y Silvia Ramírez; y el administrativo Nicolás Casasola. Todo el trabajo está supervisado por el jefe del DTC, Pedro Villagrán. La Oficina de Calidad, a cargo de Barrenechea, audita permanentemente la operatoria y también es evaluada por organismos externos. Junto al recurso humano, los equipos del laboratorio —como el Secuenciador Automático ABI 3500 o el Real Time PCR ABI7500— deben cumplir estándares específicos y estar certificados. Además, se exige infraestructura adecuada para evitar contaminaciones y un estricto esquema de tareas: quienes extraen ADN no realizan amplificaciones, por ejemplo.

Con esta acreditación, el laboratorio de genética del CIF se mantiene dentro de un circuito internacional de confianza técnica, donde la estandarización, la trazabilidad y la imparcialidad son condiciones innegociables. “Cada una de nuestras determinaciones está validada científicamente, verificada por el organismo de acreditación y tratada de forma objetiva para garantizar resultados confiables”, concluyeron las especialistas.

Estas actualizaciones y certificaciones siguen permitiendo que el Cuerpo de Investigaciones Fiscales tenga consultas a nivel nacional.

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