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El Defensor del Pueblo, entre demoras y sospechas, sigue vacante

La designación del Defensor del Pueblo de la ciudad permanece empantanada, sin plazos claros ni explicaciones formales para quienes se postularon al cargo.

En ese contexto, el abogado constitucionalista Sebastián Aguirre Astigueta, uno de los aspirantes, cuestionó con dureza la falta de transparencia del procedimiento, la ausencia de notificaciones oficiales y la creciente sospecha de negociaciones políticas detrás de una convocatoria que, inicialmente, había despertado una fuerte expectativa ciudadana.

En diálogo con la periodista Lorena Medina, Aguirre Astigueta sostuvo que el proceso “se enrareció” con el ingreso de figuras políticas de peso, denunció demoras injustificadas y reclamó que el Concejo Deliberante priorice la idoneidad, la independencia y el mérito por sobre cualquier padrinazgo partidario. Además, definió cuál debería ser el verdadero rol del Defensor del Pueblo: una figura incómoda para el poder, con autonomía técnica y capacidad real de control sobre la administración municipal.

El constitucionalista recordó que fue uno de los primeros en postularse y que siguió el proceso “al detalle”. Sin embargo, aseguró que en todos estos meses no recibió ninguna notificación formal por parte del Concejo Deliberante. Según reconstruyó, la convocatoria fue amplia y generó un fuerte interés social, pero con el correr de las semanas comenzaron a surgir especulaciones políticas que terminaron enturbiando el proceso. En ese marco, mencionó la postulación del exconcejal Martín del Frari, quien cobró protagonismo tras renunciar a su banca y aparecer como el principal candidato al cargo. “Era el que corría con el caballo del comisario”, afirmó Aguirre Astigueta, al señalar que su nombre concentró la mayor atención pública. Sin embargo, la fuerte resistencia ciudadana, las impugnaciones y las demoras administrativas terminaron marcando el camino. Días antes de que se concretara la reunión para definir la terna final, Del Frari se bajó sorpresivamente del proceso, alegando motivos familiares. “Más allá de la explicación formal, llamó muchísimo la atención”, remarcó. También mencionó la postulación de Matías Posadas, otra figura política conocida, y explicó que de los 23 inscriptos iniciales, quedaron 17. En esa línea no ocultó sus aspiraciones de quedar en la terna por su perfil profesional, su formación en derechos humanos y su experiencia en la administración pública.

Demoras, impugnaciones y silencio oficial

Más allá de estos hechos y de forma sorpresiva, el procedimiento quedó suspendido sin explicaciones claras.

“Lo grave es que nadie nos notifica nada. Ese silencio alimenta especulaciones y daña la credibilidad de una figura que debería ser ejemplar”, advirtió y pidió que “prime la cordura” y que el proceso llegue “a buen puerto” con seriedad institucional.

El rol incómodo del Defensor del Pueblo

Para Aguirre Astigueta, el Defensor del Pueblo debe cumplir un rol central como órgano de control y consulta permanente del Concejo Deliberante. “Tiene que ser una figura molesta”, definió, encargada de canalizar denuncias, reclamos y consultas sobre la administración pública, los servicios, las tasas y las decisiones que muchas veces no son agradables para la ciudadanía.

Remarcó que se trata de una función que exige independencia técnica total, sin responder a instrucciones del intendente, funcionarios ni concejales. “Esa es la razón por la que genera resistencia: porque no sigue órdenes de nadie”, explicó.

Además, consideró que, ante el alto interés público que despertó el proceso, sería saludable avanzar en mecanismos más participativos, como la difusión de los perfiles de los postulantes o instancias donde la ciudadanía pueda opinar. Incluso planteó que esto podría abrir el debate para revisar la ordenanza que regula la designación.

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