El día que una multitud lloró, cantó, gritó y dejó un mensaje de unión
Con cánticos, banderas de Argentina y las caras pintadas de celeste y blanco, una multitud que llegó desde todos los barrios porteños y el conurbano bonaerense celebró esta tarde en el Obelisco, bajo un sol abrasador, la consagración de la Selección nacional en el Mundial de Qatar.
Una vez pasado el sufrimiento por la tanda de penales contra el equipo francés, miles de fanáticos y fanáticas de la "Scaloneta" fueron al Obelisco, el epicentro de los festejos donde se desplegaron banderas gigantes, bengalas celeste y blanco y camisetas.
Una bandera gigante con la cara de Diego Maradona y la fecha de su nacimiento y defunción, junto a la escena del astro con su hija Dalma en aquella mítica imagen donde la niña le pone margaritas en las medias, se desplegó en medio de la fiesta popular.
"La bandera mide 60 metros cuadrados. Cuando el Diego falleció queríamos homenajearlo. Hoy somos argentinos más que nunca, y él tenía que estar. La trajimos para que el Diego la vea", aseguró su dueño, Lucas, del barrio de Belgrano. "Lionel hoy se inmortalizó como el Diego", agregó el joven y se sumó a la gente que se colocó debajo de la bandera para cantar y bailar.
Jonathan Alan, pintor de Rafael Calzada, que estaba pintando un cuadro de Messi haciendo el "Topo Gigio" luego del gol contra Países Bajos, dijo sentirse "dichoso" por el triunfo y el campeonato argentino. "El año pasado vine a pintar con la Copa América y esta semana vine desde el martes a darle color a este nuevo cuadro", contó, y aseguró que no venderá su obra "porque es una imagen icónica".
Las calles del centro porteño se llenaron de fanáticos agitando banderas de Argentina, con las caras pintadas de celeste y blanco mientras que los bombos y redoblantes le dieron la música a los cánticos y entonado el popular "Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar", que ya reemplazó el "Quiero ganar la tercera, quiero ser campeón mundial" por "Ya ganamos la tercera, ya somos campeón mundial".
Si bien el Obelisco concentró los festejos, los hinchas se congregaron en todas las esquinas del centro porteño, en algunas con batucadas para que la gente bailara y disfrutara de la conquista de un título mundial luego de 36 años, mientras los chicos jugaban con espuma bajo el calor de la tarde.
Nelson, que llegó de Villa Maipú -partido de San Martín- tenía el mismo peinado que el "Dibu" Martínez con la bandera argentina pintada en un costado de su cabeza. "Me teñí apenas arrancó el Mundial y le dije a mis amigos el día que perdimos que íbamos a llegar a la final y la ganábamos. Esto fue una cábala, me lo fui tiñendo todas las semanas", relató.
Luis, oriundo de Avellaneda, tenía la máscara de Spiderman puesta a pesar del calor abrazador que caía sobre el centro porteño en homenaje al delantero Julián Álvarez, que terminó el torneo con cuatro tantos. "Julián fue una de las figuras. Este triunfo no se puede explicar, viví los tres mundiales que ganamos, pero este es especial porque tengo a mi hijo pasándolo conmigo", dijo y abrazó a Facundo, su hijo de 17 de años.
Cerca de las 16.30 hubo una suelta de cientos de globos celestes y blancos que subieron rápidamente hacia el cielo para que la gente que estaba en las cercanías del Obelisco sacara sus fotos. Mientras tanto, en el frente del Teatro Colón se desplegó una bandera enorme que simulaba una camiseta argentina, en su frente con tres estrellas por los tres campeonatos argentinos (1978, 1986 y 2022).
En las adyacencias del Obelisco, en cada esquina podían verse personas de todas las edades subidas a los semáforos, los mástiles y las estaciones de Metrobus. El clima carnavalesco lo aportaban diferentes murgas porteñas que, con sus bombos, platillos, serpentinas y fuegos artificiales, le daban mayor color a una jornada de algarabía popular.
A las 20, se proyectaron sobre el obelisco una serie de imágenes en honor a la Selección argentina, con las frases "gracias equipo" y "somos campeones".