El fracaso electoral del PJ intervenido dejó expuestos a Estrada y Leavy

El intento de resurgimiento del Partido Justicialista en Salta, promovido por la intervención designada por Cristina Fernández de Kirchner, terminó en un contundente fracaso electoral.
Con apenas 16 mil votos y sin lograr una sola banca, la intervención del PJ quedó fuertemente cuestionada y sus principales impulsores, Emiliano Estrada y Sergio “Oso” Leavy, quedaron en el centro de las críticas.
Ambos dirigentes habían presionado al PJ nacional para intervenir el partido en la provincia, bajo el argumento de que los legisladores justicialistas locales actuaban como aliados del oficialismo provincial y de la Casa Rosada.
En ese contexto, se nombró como interventores a Sergio Berni y María Alonso, con la misión de “reorganizar el partido”, según sus propias palabras.
Sin embargo, los resultados del domingo mostraron una realidad adversa. La intervención apenas logró presentar listas en algunos distritos y reunió menos votos que los partidos de Izquierda, que sumaron cerca de 29 mil sufragios. La derrota fue tan contundente que el sector no logró ingresar representantes al Concejo Deliberante ni a la Legislatura provincial.
“El PJ está en terapia intensiva”, admiten off the record incluso dirigentes del propio espacio. La estrategia de imponer una conducción desde Buenos Aires, sin base territorial ni consenso interno, terminó por aislar al partido y restarle competitividad electoral.
Medios nacionales no tardaron en señalar el impacto político del fracaso. “Cristina Kirchner fue una de las grandes derrotadas de este domingo por el catastrófico resultado del peronismo en Salta y Jujuy”, publicó un reconocido diario porteño. La derrota dejó al descubierto el desgaste de su liderazgo dentro del partido y las limitaciones de sus referentes locales.
Estrada y Leavy, que buscaban posicionarse para las elecciones nacionales, ahora enfrentan un panorama incierto. La derrota no solo afecta sus aspiraciones personales, sino que compromete seriamente el futuro inmediato del justicialismo en la provincia.
Con las elecciones nacionales a pocos meses, las preguntas se acumulan: ¿cómo reaccionará la militancia peronista? ¿Habrá autocrítica o se profundizará la crisis? ¿Continuará la intervención o se convocará a una renovación interna?
Por ahora, lo único claro es que el intento de reorganizar el PJ desde Buenos Aires terminó con su estructura aún más debilitada. Y los mariscales de esa derrota, se afirma, ya tienen nombre y apellido.