El Indio Solari presentó nuevas canciones de El Mister y los Marsupiales Extintos
Al frente de uno de sus nuevos proyectos, el cantante lanzó tres singles poderosos que abordan desde su singular perspectiva tres ejes fundamentales de la existencia contemporánea
A los 74 años, y alejado definitivamente de los escenarios, Solari sigue sumando canciones a una obra monumental.
En la primavera pasada, Carlos “El Indio” Solari había presentado dos nuevos proyectos musicales: El cantante tímido y El Mister y los Marsupiales Extintos. Ahora, bajo este último alias, el cantante acaba de lanzar tres nuevas canciones, de alto impacto para la patria ricotera. En la portada de los tres singles, se lo observa con barba, con un look habitual al de mediados de los 80, y sus características gafas negras.
“Cantar de la mala salud”
Desde que minutos antes de brindar uno de sus últimos shows (Tandil, 2016) el cantante anunciara “Mr. Parkinson me está pisando los talones”, su estado de salud pasó a ser un tema a considerar por sus seguidores. El dato es insoslayable al momento de darle play a “Cantar de la mala salud”, y encontrarse con frases como “El riesgo mayor es hoy/ no correr ningún riesgo”. Para alguien que en apenas cuatro palabras (“Vivir sólo cuesta vida”, de “Ropa sucia”, 1989) resumió un modo de atravesar la existencia y de exprimir al mango la multiplicidad de experiencias vitales, esas líneas de la nueva canción pueden interpretarse en dos direcciones. Por un lado, una mirada crítica de la sociedad en el siglo XXI (¿Habrá leído el Indio el célebre Elogio del riesgo de la filósofa Anne Dufourmantelle?), por el otro, una catártica reflexión sobre la vida cotidiana de alguien que desde hace años combate con entereza una enfermedad degenerativa.
“Novedades obsoletas del Kamarada Amor”
En los sutiles arreglos de vientos al final de la sombría “Novedades obsoletas del Kamarada Amor” está una de las claves de esta etapa de la obra del Indio. La formación sigue siendo enigmática (Carli M en las guitarras; Marta M en el bajo; Honorato M en el saxo y Anastasio M en la trompeta), mientras que el Mister, nuevo alter ego de Solari, grabó voces, bajos, baterías y, percusiones, además de encargarse de la producción en el arte en general. “No hay paz donde el oro brilla, allí comenten maldades solo por deleite, amigos (cosas peores no hay)”, canta Solari en lo que parece ser una reflexión sobre el estado de las cosas en el mundo financiero, desde que el mundo es mundo. Una crítica al establishment de un francotirador que se autodefinió como un “un millonario de izquierda”.
“Falta tan poco para nada”
La tercera de las canciones, “Falta tan poco para nada”, tiene la atmósfera de un rocanrol clásico, con una inflexión blusera en la voz del Mister, y un guiño casi new wave a Talking Heads en los compases finales. En primera persona, el Indio construye una historia de amores ambivalentes, con el deseo como motor de un vínculo que puede ser coyuntural o cíclico. Son apenas dos estrofas. En la primera (“Me estoy sintiendo flotar/ Me voy de un sueño a estribor/ Y veo tu habitación, nena/ Que está en llamas, otra vez/ Déjame entrar querida/ Por favor te pido/ Vos tranquila mi vida/ voy a romper el portón”) se percibe el anhelo del amante ardiente, que -como dijo el poeta- cuando el fuego crezca quiere estar allí. En la segunda (“Los daños nos salen bien/ Perfectos diría yo/ Y si me das a elegir, nena/ Apago el fuego y me voy/ Déjame entrar mi vida/ Por favor te pido/ Amar es esa niebla/ Que ya no cubre a los dos”), las cosas parecen estar más claras: aunque la relación está quebrada, el deseo es pasajero e irrefrenable. Ante la urgencia hormonal, la frase “Si no hay amor, que no haya nada entonces”, pasa a tener un valor relativo.
Fuente: Rolling Stone