El juicio por el asesinato de Darío Monges tendrá ciento veinticinco testimonios
Este jueves se retomarán las audiencias por el juicio iniciado en el Tribunal Oral Federal de Sala N°1 por el asesinato de Darío Monges. En las audiencias desfilarán 125 testimonios. Cien, fueron pedidos por la fiscalía a cargo de Eduardo Villalba y la querella que ejerce Nicolás Escandar, mientras que la defensa de los acusados presentó 25 testigos.
El tribunal está integrado por la jueza Marta Liliana Snopek (presidenta), Federico Santiago Díaz y Mario Marcelo Juárez Almaraz, quienes deberán juzgar las conductas de Roberto Catalino Bejarano y sus hijos, Santiago Ismael y Roberto David por el delito de homicidio agravado por alevosía, por el número de intervinientes y por uso de arma de fuego, en grado de coautores.
A su vez, Santiago Ismael y Roberto David Bejarano serán juzgados por el delito de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización, en calidad de coautores.
Primer testimonio
En la primera audiencia declaró Fernández, que fue el policía que hizo la reconstrucción de los últimos momentos de la víctima a partir de las cámaras del 911 y que sostiene la hipótesis que estaría teniendo la querella, esto es, que el último lugar en el que estuvo Monges antes de ser asesinado fue el taller de los acusados.
Así también se conoció que en una pericia odorológica que se realizó con perros se advirtió que los acusados estuvieron en el auto de Monges el día del asesinato. Además, se habría hallado el ADN que dio positivo con respecto a uno de los acusados.
Consultado el querellante, Nicolás Escandar, éste señaló: “confío en que vamos a lograr las condenas y que vamos a hacer justicia para la familia y para la víctima que es Darío Monges”.
Tenencia
Por otro lado, y respecto al delito de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización endilgado a los dos hermanos, el fiscal Villalba recordó que en el allanamiento realizado el 6 de octubre de 2022, cuando los acusados fueron detenidos en la vivienda familiar, se secuestraron cuatro envoltorios, un frasco y otro envoltorio con un total de 174,49 gramos de marihuana, de las que se pueden obtener 971 dosis y 346 cigarrillos.
Ratificada la acusación penal, a la cual adhirió el defensor Público de Víctimas, Nicolás Escandar, la defensa de los acusados solo discutió la calificación referida a la tenencia de drogas con fines de comercialización, la que intentó reducir a tenencia simple, para lo cual minimizó la cantidad de droga incautada y destacó la calidad de consumidor de uno de ellos. Este argumento, sin embargo, fue rebatido por la fiscalía al reiterar que los extremos típicos del delito están configurados, pues la droga fue hallada en el domicilio en el que vivían Santiago Ismael y su padre. También mencionó otras pruebas, como conversaciones de los imputados, testimoniales, una denuncia al 911 y el allanamiento en la finca “Los Yacones”, propiedad de un familiar de los acusados, donde, si bien no se encontró droga, sí se detectaron rastros de la existencia anterior de estupefacientes.
Reconstrucción de las últimas horas de la víctima
De acuerdo a lo que marcó la fiscalía a cargo de Eduardo Villalba, la reconstrucción de las últimas horas con vida de la víctima permitió individualizar a los Bejarano, padre y sus dos hijos, como los autores del homicidio.
En lo que fue la antesala del crimen, los acusados, la víctima y otra persona implicada, aún no identificada, se trasladaron en la camioneta Ford Eco Sport, entre las 22 del 1° de septiembre y las primeras horas del día siguiente.
Ese viaje terminó en el lugar en que fue hallado muerto Monges. Para el MPF, el hombre fue asesinado de manera premeditada y acordada con los acusados, quienes habrían utilizado dos armas de fuego que no pudieron ser secuestradas.
En cuanto a la mecánica del asesinato, explicó que, dada la ventaja numérica, primero lo redujeron y luego le dispararon en la cara y el cráneo.
Sobre el móvil del crimen, el fiscal general ratificó la hipótesis ya enunciada en la formalización de la investigación y precisó que se debió a inconvenientes vinculados al narcotráfico entre Monges y los Bejarano.
Entre los numerosos peritajes realizados, resaltó tanto los análisis de las cámaras públicas y privadas como del perfil geográfico obtenido de la cuenta Google de Monges.
También mencionó los peritajes científicos y el informe final sobre la reconstrucción del hecho realizado por los licenciados en Criminalística del Cuerpo de Investigaciones Fiscales.