Interés general

El riesgo de una borrachera es inmedible, y el cerebro de los jóvenes sufre daños

“En el tema del alcohol en los jóvenes, no se debe minimizar la situación, hay que ser estrictos, no se debe validar”, dijo a Nuevo Diario Nicolás Flandorffer Nallar, médico especialista en medicina interna, además de estar acostumbrado a charlas en los colegios y escuelas justamente para prevenir la ingesta de alcohol, drogas, y todo lo que en esa etapa de la vida los atraviesa.

Entiende que no se debe acompañar, ni buscar bajar los riesgos de violencia, o evitar que lleguen al colegio al día siguiente con menos “resaca”.

“Eso sería validar esa situación, normalizarla. Prestar las casas, abrir los colegios, para que tengan esos encuentros, comprar el alcohol, para sea de mejor calidad, todos son errores, en mi opinión”, es contundente el profesional a la hora de tratar de mostrar esas cercanías con los adolescentes.

Con esa metodología, se avala, que no hay otra forma de divertirse, si no es con alcohol de por medio.

“Se debe dejar en claro a los chicos, que sus cerebros no están desarrollados del todo, y el riesgo de una borrachera es inmedible, no se sabe cuánto daño puede hacer,” sostiene Flanodorffer Nallar.

Nada tiene que ver con el exceso de alcohol en una persona más grande de 25 y 26 años donde el encéfalo, está desarrollado; también matará algunas neuronas, pero hará un efecto sobre lo que ya está formado.

“A la edad de los estudiantes 17/18 años, altera lo que se está desarrollando y puede que quede defectuoso en las funciones superiores, ejecutivas, “después uno no se va dando cuenta y las habilidades pueden comenzar a ser más dificultosas, todo porque tuvo 8 o 10 borracheras, a una edad en que el cerebro estaba terminando de formarse.”, dijo.

“Los adultos, debemos mostrarnos firmes de que eso no está bien, y si los adultos no sabemos manejar estos límites, entonces van a hacer lo que pueden y nosotros dejamos que se nos vayan incorporando el UPD que nos llegó de otros países, y lo repetimos, nadie dijo que está mal, entonces los chicos avanzaron”, dijo.

Definió que pasó a ser un ritual de iniciación validado por nadie, y que no se debe acompañar “seamos creativos hay que divertirse, pero de otra manera”.

Quita responsabilidad a los jóvenes y adolescentes ya que sostiene no tienen la culpa, solo siguen modas.

“Hay que estar alertas, como mayores, hay que informarse para poder transmitir, sin derivar en otros esta responsabilidad de padres”, dijo.

“Termina siendo un rito de iniciación en la borrachera”

Las charlas que Nicolás Flandorffer Nallar, dicta en los colegios y escuelas secundarias están destinadas a explicar que todas estas formas de divertirse no son gratis, además de los accidentes, peleas, violencia etc, sino también porque van dejando terreno fértil para otras adicciones.

“Hacer que los alumnos del secundario tengan un rito de iniciación en la borrachera, a los 16/17 años, me parece que estamos errando es por el alejamiento, la falta de compromiso, con la educación, de las familias, y derivan muchas cosas a la escuela, al club y realmente hay hechos que ya no dependen de la institución educativa”, sostuvo.

Marcó que hay límites que se deben poner desde la casa, “pásenla bien, júntense, pero sin alcohol, además lo más seguro que el que se emborracha al otro día ni se acuerda, y solo sirve para que los que miran se diviertan”.

Existen muchos consejos que se pueden dar para el otro día, y tener menos resaca, como ser más responsable, y beber menos cantidad, también se lo habla en las escuelas, “aquí el foco de este tema son los adultos. Tenemos que mostrarnos de acuerdo, en que esos excesos no le hacen bien a nadie y para los adolescentes, el problema empeora, cuando cuatro o cinco dicen y justifican el alcohol, y uno dice que no toma, mi papá no me comprende, es muy estricto y esos chicos se sienten desplazados por que hay un solo padre presente cuando los otros miran para otro lado”, dijo hay que informar desde el amor y que encontrar un padre así se debe aplaudir.

Lo neurológico

Hay que tener en cuenta aquí el circuito de recompensa, que es aquel que demora más en desarrollar en el cerebro y es donde actúan todas las drogas psicoactivas alcohol, marihuana. “Lo que pasa que toda borrachera mata neuronas, depende donde suceda, es el daño que va a producir”, dijo Flandorffer Nallar.

En extremos, la muerte puede llegar por situaciones, como un coma alcohólico que, va deprimiendo distintas capas, mientras más profundo avanza puede llegar hasta las que tienen funciones vitales como la respiración, control de la temperatura, control de la hidratación, esas son las causas de muerte.

“Sin llegar a esos extremos, la exposición a sustancias psicotrópicas antes de que esté cerrado el circuito de recompensa, hace que se amortigue, y se acostumbre a tener estímulos que no son naturales, por lo tanto, aprende a reaccionar a esto”. Así, las borracheras no necesariamente extremas, hacen que esa recompensa para las cosas lindas de la vida, como música, apego, no dejan disfrutarlas, “se puede ser infeliz, toda la vida, ya que nada me provoca felicidad.”

 

 

 

 

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