El ultraderecha no desprecia la vieja política ni le sonríe a la cultura
En medio de un efervescente clima de “tabula rasa”, de advenediza violencia institucional disfrazada de democracia, la memoria nos debe iluminar porque frente a una posible destrucción cultural se avecina la oscuridad misma. La lucha ahora será por memoria, verdad, justicia y cultura.
Recordemos todos estos años de conquistas culturales y esfuerzos que han valido la pena. Quizás la cultura no gozaba de muy buena salud, pero no tengo registro en la historia del mundo que un gobierno de derecha o lo que es peor de ultraderecha, haya favorecido a la cultura de alguna manera, sino todo lo contrario.
No voy a llorar sobre la leche derramada. La democracia sentenció que ganó la ultraderecha, o lo que es peor un gobierno fascista. Sufrí la dictadura y el neoliberalismo de Menem y Cavallo, pero jamás pensé llegar a vivir dentro de un sistema democrático gobernado por una derecha fascista.
Me atrevo a expresarme asi en este artículo un poco impulsado por amigos del exterior que me enviaron sus condolencias con mensajes más o menos de este tenor: “Javier Milei es una catástrofe para todo el país. ¿Cómo es posible? ¿Qué explicación? Te deseo lo mejor y coraje para afrontar esto”. Y respondo.
Efectivamente, soportamos este resultado con tristeza y dolor porque estamos frente a un desquiciado, que viene con promesas políticas retrógradas que ya sufrimos, un violento, un fanático de la derecha populista y encima fundamentalista.
Este señor hoy se adueñó de mi Argentina y realmente somos otro país por decisión del 56% de los votantes o de 14,5 millones de ciudadanos. Ratifico, esta nueva realidad no es culpa de quienes lo votaron. Los argentinos no somos de derecha, mucho menos de ultraderecha.
Las atrocidades de políticos que solo buscaron siempre el poder para enriquecerse nos empujaron a este abismo y a dar este salto al vacío. Nunca quisimos que esto pase. Es el resultado de mucha bronca, diría de décadas de bronca de políticos mentirosos, inútiles y corruptos.
¿Política, difuntos y flores?
Para colmo de males creo que estamos frente a otro fraude. La propaganda de “fin a la casta política” no es tal porque el corrupto del ex presidente Mauricio Macri y la inútil de Patricia Bullrich, que ya nos gobernaron, están enquistados en este gobierno de Milei, es decir que no hay tales difuntos ni flores.
Ojalá esté equivocado. Esta fatídica elección por cómo se va tejiendo el nuevo entramado viene con casta enquistada en el gobierno de la LLA (Macri, Bullrich, Pichetto, Schiaretti, Randazzo, Barrionuevo, Ritondo, Iglesias). Una vez más pienso que padeceremos este resultado. Una vez más creo los argentinos fuimos engañados.
En el ámbito cultura no vamos mejor. Se anuncian privatizaciones y cierres de medios públicos sin fines de lucro, educativos, entre ellos los culturales. Volverá el vaciamiento de la TV Pública en su contenido educativo y cultural del canal “Encuentro”. Volverán las oscuras golondrinas… las series y películas yanquis, como con la era Macri, etc.
Nada más nos queda luchar desde cada lugar donde estemos porque la ultraderecha nunca le sonrió a la Cultura. A los que votaron a este Gobierno libertario les queda exigir que se vaya la vieja política y a todos reclamar se hagan cargo de las consecuencias de sumergirnos una continuidad decadente.
Lo que se viene es un totalitarismo, un orden político que siempre tuvo una relación antagónica con la cultura. Ideas que intentan matar la cultura colectiva y será un escollo difícil a la capacidad para crearse a sí misma.
Expresé “Nunca Milei” y voté a Massa. Hasta el domingo del balotage a las 18, pedía una última oportunidad al pueblo para que vote sin bronca y con todas las falencias, de una buena vez por todas, dispongan hacer de este país un mejor lugar para vivir.
No obstante la mayoría fue contundente. No quiso darle una chance más. Se expresó con la bronca a flor de piel y cueste lo que cueste dijo basta de todas esas promesas incumplidas. Ahora las consecuencias son sin duda imprevisibles. Nos dimos un disparo en el pie con una escopeta de perdigones.
El mensaje en las urnas fue: como sea vamos a la dimensión desconocida pero váyanse todos, renuncien, dejen la política, sientan vergüenza del daño que les hicieron a los argentinos. Nos empobrecieron hasta casi un 50%, poco a poco, durante varias décadas con ineficasia, mentiras, falsas promesas y corrupción.
Así fue que caímos en lo que será un totalitarismo democrático acompañado de retroceso cultural acentuado. Milei es el resumen de un violento en todos los aspectos con pretendidos cambios políticos, administrativos y gobierno totalitario que no pretende respetar el concepto de Estado.
Por lo que estamos viendo, la promesa de este cambio está afincada en un proyecto abstracto e ilusorio. Ya vivimos una etapa similar y de nada sirvieron las políticas neoliberales empleadas. Ya sufrimos sus resultados.
Ahora esta ultraderecha populista seguramente aprovechará la bronca o la ignorancia de las masas para crear un régimen tirano y quizás estén dispuestos a imponer su locura por medio de la violencia y la represión.
El seudo acuerdo entre el PRO y LLA echa por tierra ese voto bronca a la casta. Pasaron de ser dos corrientes furiosamente contrapuestas a coincidir y unirse por el espanto. Una vez más nos venden la farsa de la erradicación de la casta o a la vieja política. Es decir el pueblo fue a votar engañado con bronca a un amigo de la casta y de una democracia de genes totalitarias.
Como están las cosas todo parece estar encaminado a una catástrofe política y cultural. Vamos en camino a una dimensión desconocida, hacia gobierno de ultraderecha que nunca experimentamos en carne propia pero que lo leímos en los libros de la historia.
Milei, un fundamentalista ungido presidente de la noche a la mañana, personifica ese fenómeno libertario y al parecer es la fatídica continuidad de a casta política inmoral y por sus primeros pasos no veo un futuro mejor para ninguno del 56% de la población que lo votó.
- José Acho
- Periodista independiente