El Viernes Santo, un día de fe y recogimiento para los salteños

La Semana Santa vive su corazón espiritual en el triduo pascual, que abarca desde la Misa de la Cena del Señor en Jueves Santo hasta las vísperas del Domingo de Pascua.
En ese marco, el Viernes Santo se destaca como el día de mayor recogimiento, al conmemorarse la Pasión y Muerte de Jesucristo.
Es el único día del año en que no se celebra la Eucaristía.
Las iglesias se despojan de ornamentos, las imágenes se cubren con paños morados y los sagrarios permanecen abiertos como símbolo del silencio y el vacío que deja la muerte del Señor.
Los fieles son invitados a vivir la jornada con ayuno, abstinencia y oración.
En la Catedral Basílica de Salta, la jornada comenzará a las 6:30 con el Vía Crucis al cerro San Bernardo, que partirá desde la explanada del templo y se extenderá hasta la cruz en la cima del cerro.
Se espera una gran convocatoria de fieles, como sucede cada año. Por la noche, a las 20:00, se celebrará una segunda representación del Vía Crucis alrededor de la plaza 9 de Julio, lo que implicará cortes de tránsito en las inmediaciones.
A lo largo del día, los fieles podrán acercarse al templo para recibir el sacramento de la Reconciliación, con disponibilidad de sacerdotes para confesiones de 10 a 12 y de 16 a 18.
La Acción litúrgica de la Pasión del Señor se celebrará a las 17:00, seguida por la Adoración de la Santa Cruz, uno de los gestos más profundos y simbólicos del año litúrgico.
Durante la Misa Crismal celebrada el miércoles, el arzobispo de Salta, monseñor Mario Cargnello, ofreció una reflexión centrada en la identidad sacerdotal y la fe como pilar de vida cristiana.
En un mensaje dirigido especialmente a los presbíteros, expresó: “El Credo expresa nuestro ADN más profundo. Cada uno de nosotros, por ser cristianos, tiene un vínculo único con el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo. Y aquí radica la fuerza de nuestra identidad”.
El prelado también recordó el simbolismo del “símbolo de la fe”, al decir: “No es una oración para recitar así nomás. Nosotros, sacerdotes, somos ministros de Dios y también por ser sacerdotes tenemos marcado el ADN por la fe. Es el Padre quien nos ha conferido el don del sacerdocio ministerial. Intentaré compartir una breve reflexión de nuestra identidad a la luz del símbolo de Nicea, el cual profesa la fe como un ícono sonoro de nuestro Dios y Señor”.
Con la mirada puesta en la Pascua de Resurrección, la Iglesia Católica invita a vivir estos días como una unidad espiritual, donde el dolor del sacrificio se transforma en esperanza.
El Sábado Santo, durante la noche, se celebrará la Vigilia Pascual, y el domingo se conmemorará la victoria de Cristo sobre la muerte con la misa de Pascua, culminando así este camino de fe, silencio y renovación.
En Cafayate pidieron por las vocaciones
En una celebración marcada por la solemnidad y el recogimiento, monseñor Darío Quintana OAR, obispo de Cafayate, presidió esta semana la Misa Crismal en la catedral Nuestra Señora del Rosario, acompañado por el clero diocesano y una nutrida comunidad de fieles.
En su homilía, el prelado reflexionó sobre el sentido del sacerdocio, la misión de la Iglesia y el misterio que se renueva cada Jueves Santo.
La Misa Crismal, que tradicionalmente se celebra en la mañana del Jueves Santo, fue adelantada para facilitar la participación de los sacerdotes que sirven en zonas alejadas de la diócesis. Durante la misa, se realizó la renovación de las promesas sacerdotales de todos los presbíteros.
Este gesto, destacó monseñor Quintana, expresa “la unidad del clero con su obispo” y reafirma el compromiso de los sacerdotes “con su ministerio y con la comunidad a la que sirven”.
Finalmente, el prelado confió a María Santísima la vida sacerdotal de todos los ministros ordenados, pidiéndole que, como en Caná, los lleve siempre a su Hijo con el consejo maternal: “Hagan lo que Él les diga”.