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Emotiva despedida a un maestro que dejó su marca en la Quebrada del Toro

El pasado miércoles 30 de abril, la Escuela N° 4526 y los vecinos del paraje El Rosal, en la alta montaña salteña, rindieron un emotivo homenaje a Aldo Palacios, maestro que durante tres décadas dedicó su vida a la educación rural.

La jornada incluyó misa, actos escolares, reconocimientos institucionales y una muestra palpable del cariño de generaciones enteras de alumnos, familias y colegas.

La ceremonia comenzó en la capilla Santa Teresita —cuya construcción también fue parte del legado del docente— con una misa de acción de gracias.

Al finalizar, alumnos, ex alumnos, vecinos y colaboradores formaron una larga fila para saludar y despedirse personalmente de Palacios, en un gesto colectivo de respeto y afecto.

Luego, en el patio de la escuela, se realizó un acto festivo con presentaciones de danzas folklóricas, coplas, cartas y poesías dedicadas al docente.

Reconocimientos

La Fundación Alfarcito le entregó un ejemplar del libro “Los Sueños del Padre Chifri”, como reconocimiento a su labor conjunta con el sacerdote en el desarrollo comunitario de la zona.

Por su parte, el INENCO (Instituto de Investigaciones en Energía No Convencional, dependiente del CONICET) le otorgó una placa por su valioso aporte a trabajos científicos realizados en la región.

La jornada incluyó además un almuerzo comunitario y la plantación simbólica de un olivo, como recordatorio de su paso por la institución.

Una vida entre cerros, libros y comunidad

Aldo Palacios llegó a El Rosal en 1995. En aquel entonces, la escuela apenas contaba con una dirección, un aula y dos baños.

Para llegar, debía tomar el último colectivo del domingo hacia San Antonio de los Cobres, bajarse en Puerta de Tastil y caminar 25 kilómetros a pie hasta el paraje, para estar listo cada lunes a primera hora.

Durante su trayectoria, gestionó obras clave para mejorar las condiciones de enseñanza: el comedor, el albergue estudiantil, nuevas aulas, galería, invernaderos y la instalación de hornos y calefones solares. Impulsó la creación de la radio escolar FM “De las Nubes”, con apoyo del Banco HSBC, y promovió intercambios con escuelas de Francia.

Su tarea trascendió la enseñanza. Acompañó al Padre Chifri en la construcción de la capilla del pueblo, lideró proyectos productivos y ayudó a que cientos de niños de zonas rurales accedieran a una educación digna.

Por ello, fue distinguido en el Senado de la Nación con la Bandera de la Paz, otorgada por la organización “Mil Milenios de Paz”.

Hoy, muchos de sus ex alumnos son profesionales, técnicos, productores o trabajadores rurales que recuerdan con gratitud a “el Profe Aldo”.

Su legado es parte viva del paraje El Rosal, sembrado no solo en los proyectos concretados, sino en el corazón de toda una comunidad.

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