En el Día de la bandera, se visibilizó aún más la grieta Milei-Villarruel

El Día de la Bandera dejó subrayadas las tensiones internas del gobierno libertario. Este 20 de junio, Javier Milei y Victoria Villarruel protagonizaron actos separados —y cargados de mensajes cruzados— que profundizan la grieta ya inocultable entre el Presidente y su vicepresidenta.
En el Campo Argentino de Polo, en Palermo, Milei eligió un escenario estrictamente controlado, rodeado por su Gabinete y representantes del Ejército y la Iglesia. Allí, en lugar de conmemorar la fecha patria en Rosario —como suele hacerlo tradicionalmente el jefe de Estado—, el mandatario convirtió la jornada en un acto de reafirmación de su agenda político-ideológica, en clave militar.
Su discurso apuntó con claridad a los gobiernos democráticos del pasado reciente. “Durante años, la política utilizó a las Fuerzas Armadas como un chivo expiatorio”, sentenció, en una línea que combinó reivindicación castrense con crítica al gasto público destinado a lo social. “Se llenaron la boca hablando de soberanía, como si agrandar el Estado fuera un fin en sí mismo”, arremetió, dejando clara su visión sobre el rol del Estado y del poder militar.
Milei también habló directamente a los cadetes que juraban a la Bandera: “Queridos cadetes, aspirantes y soldados: ustedes son el futuro de la Patria”, y los instó a prepararse para “nuevas amenazas” que, según dijo, ya no se circunscriben al campo de batalla, sino a desafíos más difusos, pero igual de exigentes.
Villarruel en Rosario: tradición y mensaje territorial
Mientras tanto, a más de 300 kilómetros, en Rosario, Victoria Villarruel participaba del acto tradicional frente al Monumento a la Bandera. Acompañada por el gobernador Maximiliano Pullaro y el intendente Pablo Javkin, su presencia fue leída como un gesto institucional, pero también como una toma de posición frente al estilo de Milei. “No me invitaron”, fue su escueta respuesta cuando se le preguntó por qué no había estado en el acto presidencial.
“¿Qué mejor lugar para honrar a Manuel Belgrano?”, preguntó al aire Villarruel, dejando flotando un reproche claro al desvío de protocolo del Presidente. Su mensaje fue tan simbólico como territorial: Rosario como sede histórica del Día de la Bandera, frente a un Milei que prefirió una ceremonia cerrada en Buenos Aires.
La distancia entre ambos referentes, otrora dupla inseparable de La Libertad Avanza, ya no es una novedad. Pero esta fecha patria volvió a exponer, con claridad escénica, el desacople político que atraviesa al binomio presidencial. Mientras Milei consolida una narrativa personalista con eje en el Ejército, el mercado y el recorte del Estado, Villarruel se recuesta en símbolos institucionales, vínculos federales y una construcción más conservadora del poder.
La frase de Patricia Bullrich —”la representación del Gobierno estará en el Campo de Polo”— dejó en evidencia la tensión entre los círculos más cercanos al Presidente y la Vicepresidenta. Villarruel respondió seca: “Lo que digan los demás se tienen que hacer cargo los demás”.
El desvinculamiento del mandatario nacional y de su equipo de gobierno en estas fechas patrias viene siendo notorio, atento a que días atrás se conmemoró en Salta un nuevo aniversario del fallecimiento del General Martín Miguel de Güemes, figura trascendental en la gesta independentista de la Argentina, sin que ninguna autoridad se hiciera presente en los actos de homenaje, dejando expuesto el acentuado carácter centralista-internacional de la agenda oficial.