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Estabilidad y competitividad: dos miradas salteñas sobre la economía para 2025

La economía argentina atravesó durante todo 2024 un período de fuertes ajustes y transformaciones profundas bajo el gobierno de Javier Milei y sus políticas de motosierra, que se proyectan más profundas en pos de la máxima a rajatablas del déficit cero.

Así, mientras el Ejecutivo Nacional destaca avances en términos macroeconómicos, persisten desafíos significativos en la microeconomía y en la competitividad del país en la hoja de lectura para los 364 días que nos deparan.

En diálogo con Nuevo Diario, los referentes economistas salteños Juan Pablo López López y Rolando Carrizo ofrecieron perspectivas divergentes sobre los logros y retos económicos, enfatizando diferentes aspectos de la gestión actual y un pantallazo de los alcances para el presente año.

Avances macroeconómicos, pero desafíos sociales persistentes

Para Juan Pablo López López, los indicadores macroeconómicos muestran señales alentadoras. “La tasa de interés cada vez más baja, cerca del 30%, le está permitiendo al Gobierno lograr esa triple convergencia: la devaluación al 2%, la inflación también cerca del 2% y la tasa de interés reducida de manera sustancial desde niveles del 120%”, explicó.

Este panorama, según López López, sienta las bases para un cambio estructural en el sistema cambiario: “El Gobierno estaría en condiciones, cerca de abril-marzo, de poder levantar el cepo cambiario, siempre que se mantengan estos números, el superávit fiscal y se logre un acuerdo con el FMI para que el Banco Central recupere reservas positivas”.

Sin embargo, López López también subrayó las dificultades en el ámbito microeconómico. “Lamentablemente, todas esas cifras gratificantes para el Gobierno no se ven reflejadas en la microeconomía. El consumo sigue achicándose, la industria se siente cada vez más en peligro por la apertura de fronteras que permite la entrada de productos extranjeros a precios de dumping”, indicó.

“El consumo en supermercados bajó un 17%, los salarios no se recuperan y el poder adquisitivo sigue erosionado. Por efecto estadístico, parece que la pobreza está bajando, pero eso no se traduce en el bolsillo del trabajador. Los precios en góndolas y farmacias son inaccesibles para muchos”, añadió.

De cara a 2025, López López expresó expectativas moderadas: “Se espera un crecimiento del PBI entre el 5% y 7%, impulsado por sectores primarios como el agro, la minería y la energía. Sin embargo, el comercio y la industria, pilares fundamentales de la economía argentina, siguen achicándose cada día más”.

Estabilidad fiscal y monetaria, pero falta de competitividad

Por su parte, Rolando Carrizo destacó los avances en la estabilización fiscal y monetaria. “El gobierno recibió una economía descontrolada, pero logró equilibrar el gasto público y estabilizar los precios. Hoy estamos atravesando un sistema controlado, con perspectivas de alcanzar una inflación próxima a cero el próximo año”, señaló.

De este modo, el especialista identificó cuatro problemas fundamentales de la economía: la inestabilidad monetaria, el déficit fiscal, la falta de competitividad y las debilidades institucionales. Según el economista, los dos primeros ya han sido abordados con éxito: “El control de la inflación y el ajuste fiscal fueron logros titánicos que sobrepasaron cualquier expectativa”.

No obstante, advirtió sobre las consecuencias de la revalorización del peso. “El fortalecimiento del peso implica pérdida de competitividad. Por ejemplo, este verano veremos a muchos argentinos veraneando en Brasil porque les resulta más barato, lo que afecta al turismo local”, explicó. Para Carrizo, el desafío ahora radica en mejorar la competitividad económica. “Es imposible ser competitivo sin resolver los problemas fiscales y monetarios. Ahora se necesita una desregulación económica, bajar la presión tributaria y reducir el gasto público para impulsar el crecimiento sostenido”, enfatizó.

Carrizo también subrayó la importancia de la institucionalidad: “El crecimiento depende de un andamiaje jurídico que promueva inversiones y permita reformas estructurales. Esto será crucial en las elecciones de medio término, donde el gobierno buscará fortalecer su posición en el Congreso para avanzar con estas transformaciones”.

Dos visiones, un desafío compartido

A pesar de sus diferencias, ambos economistas coinciden en que la economía argentina enfrenta un año decisivo en 2025. Mientras López López se enfocó en la desconexión entre los logros macroeconómicos y la vida cotidiana de los ciudadanos, Carrizo enfatizó por su parte  la necesidad de profundas reformas estructurales para garantizar un crecimiento sostenido.

La tarea pendiente, según ambos, es lograr que los avances en las cifras macroeconómicas se traduzcan en mejoras tangibles para la población, cerrando la brecha entre la economía de gabinete y la realidad del ciudadano de a pie.

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