Estudian la aplicación de la cuarta dosis de Covid-19 en la Argentina
La ola de contagios de Coronavirus en todo el mundo es alarmante. En algunos países tomaron nuevas medidas, entre ellas la aplicación de cuartas dosis, como en el caso de Israel, las cuales hasta la fecha no mostraron mejoras significativas. En el país se está estudiando esta alternativa y otras.
El país ya cuenta con el 75% de la población con esquema completo, mientras que mas del 22% ya recibió la tercera dosis o de refuerzo. A pesar de los números muchos expertos debaten sobre cuántos refuerzos se necesitarán y cada cuánto se aplicarían.
Otra cuestión clave que se tiene en cuenta en los estudios es si se puede trazar una estrategia diferencial para los diferentes grupos de riesgo, de esta manera se trataría que la población vulnerable al virus reciba más refuerzos en un lapso más corto.
¿Cada cuánto serán los refuerzos?
Jorge Geffner, bioquímico e investigador superior del Conicet, estima que: “no está bien pensar que, de aquí en más, nos daremos refuerzos cada cuatro meses porque realmente no sabemos si esa será la tendencia y la necesidad. Hoy lo importante es tener el esquema completo y el refuerzo a los cuatro meses porque sabemos que frente a Ómicron brinda una cobertura adicional, tanto en patología severa como leve”.
Agrega que: “el mejor escenario sería que el coronavirus pueda combatirse de una forma similar a lo que sucede con la gripe, que requiere de una aplicación al año. Pero es complejo, porque no sabemos si vamos a seguir lidiando con Ómicron o si surgirá una nueva variante".
"Si fuera que seguimos lidiando con la variante actual, deberíamos analizar muy bien cómo la respuesta inmune perdura en el tiempo. Nada indica que, tras recibir el refuerzo, a los 120 días ya no tengamos defensas para enfrentarla. Ese dato no está aún, no sabemos cuánto bajan los anticuerpos ni si su funcionalidad disminuye de manera drástica”.
Es así que a medida que transcurren los meses de la aplicación, los anticuerpos resignan capacidad neutralizante, algo que se recupera a partir de la dosis de refuerzo.
Dos vacunas ofrecen una protección de alrededor del 45% frente al contagio por Ómicron; dos dosis más infección en los últimos tres meses o tercera dosis implicarían una protección de aproximadamente 75% y la infección más vacuna, del 85% o más.
En Reino Unido, se publicaron trabajos que exhiben que, con la aplicación de refuerzo, la protección para evitar la hospitalización se incrementa al 90%.
Daniela Hozbor, bioquímica e investigadora principal del Conicet en el Instituto de Biotecnología y Biología Molecular de La Plata, declara que: “Ómicron es más resistente a la acción de nuestros anticuerpos neutralizantes, por lo resulta más difícil a los organismos impedir la infección. Con los refuerzos, lo que se busca es aplacar los contagios, sin embargo, ello no implica que en el mediano plazo debamos inmunizarnos de manera frecuente ni mucho menos”.
Por último, agrega que: “Israel, que fue uno de los primeros que avanzó hacia las cuartas dosis, comenzó a divulgar que la situación no se modifica demasiado con ese nuevo refuerzo”.
La vacunación en Argentina
Aunque el país tiene buenos números en relación a la vacunación, ya sea primera, segunda o tercera dosis, mantener el ritmo y garantizar las vacunas en el territorio nacional es una tarea de gran responsabilidad.
En esta línea, los más vulnerables, la población mayor de 60 años o menores con comorbilidades, podrían acceder en el caso de que existan más refuerzos a aplicaciones sucesivas en menos tiempo.
El resto podría seguir con un esquema de aplicación distinto. Bajo esta premisa, hacia fines de diciembre el ministerio de Salud recomendó reducir a cuatro meses la tercera inyección en adultos mayores y personal de salud.
Hozbor recuerda que: “la pandemia es un proceso dinámico y puede que la emergencia de las nuevas variantes, que eludan al respuesta inmune generada por las vacunas, obligue a repensar las estrategias del presente.
Además estima que: “si el virus va a quedar circulando, habrá que renovar la inmunidad en caso de prevalencia de alguna otra variante. Se deberá trabajar con énfasis en la población de riesgo y no tanto a nivel general, como se hace en otras enfermedades infecciosas”.
Por otra parte, la especialista destaca la conveniencia de actualizar las fórmulas vacunales: “podrían aparecer nuevas variantes que obliguen a trabajar con otras vacunas, tecnologías que posean la misma composición pero que quizás actúen de una manera más específica. Las vacunas son espectaculares pero necesitaremos que en el futuro estén más acorde a la evolución de la pandemia”, asegura.