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Francisco, al inicio comenzó sus viajes por Brasil, con la juventud

Una vez electo papa, Fransisco inicio su gira llegando a Brasil a donde se realizaba, en la Aparecida, las Jornadas Mundiales de la Juventud; marcaría un hito en su obra.

Su primer viaje al exterior como Papa fue a Brasil, considerado el país con el mayor número de católicos del mundo. A lo largo de los años también visitó Bolivia, Chile, Ecuador, México, Paraguay y Perú.

Donde nunca fue en sus 12 años de papado fue a su país de origen: Argentina, así reseña la BBC, esta situación de recorrido por distintos países.

Esto es algo que muchos le reprochan en ese país, que en la última década atravesó una de sus peores crisis económicas, con un fuerte aumento de la pobreza, en especial la infantil.

Según contó a BBC Mundo, Gustavo Vera, un activista contra el trabajo esclavo y la trata de personas que era muy amigo de Bergoglio, el Papa quería evitar quedar atrapado en la “grieta” política que divide a los argentinos.

En todo caso, su mirada como primer Papa del sur global ya de por sí imprimió a la Iglesia “una forma totalmente diferente de reflexión y pensamiento”, aseguró Gerard O’Connell, periodista irlandés que cubre el Vaticano, entrevistado en 2023 por un programa especial de la BBC por los 10 años del papado de Francisco.

“Trajo esa riqueza que es una forma diferente de abordar las cuestiones tanto en la esfera moral como en toda la Iglesia. Y creo que él es el primero en una nueva ola que va a dinamizar la Iglesia desde el lugar donde están la mayoría de los católicos”, opinó.

Bergoglio fue el primer miembro de la Compañía de Jesús en dirigir la Iglesia católica.

La orden jesuita se caracteriza por su espiritualidad, su misión de reconciliación y, sobre todo, su compromiso con la justicia social, algo que aún es visto con recelo desde los sectores más conservadores del Vaticano.

Desde el primer día, el nuevo Papa mostró sus orígenes religiosos, apelando a la austeridad y la humildad.

Incluso el nombre que eligió, Francisco, apelaba a su espíritu sencillo, haciendo honor a Francisco de Asís, en sintonía con el objetivo del argentino de tener “una Iglesia pobre y para los pobres”.

Lejos de la pompa habitual de las ceremonias para ungir a un nuevo líder católico, Francisco rechazó usar la limusina papal e insistió en compartir el autobús que llevó a los otros cardenales de regreso a casa.

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