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Kishida renuncia al liderazgo tras tres años de desafíos económicos y políticos

Fumio Kishida renuncia al liderazgo tras tres años de desafíos económicos y políticos, cede a la presión pública y abandona su cargo tras un mandato marcado por el aumento del costo de vida y el rearme militar.

El primer ministro japonés, Kishida renuncia, anunció el miércoles su decisión de no buscar la reelección como líder del Partido Liberal Democrático (PLD), poniendo fin a su gestión al frente del gobierno japonés.

Esta decisión, tomada después de casi tres años en el cargo, se produjo en medio de un creciente descontento público debido a escándalos políticos y el impacto negativo del aumento del costo de vida en la población.

El PLD, el partido conservador que ha dominado la política japonesa desde 1945, elegirá un nuevo presidente en septiembre. Este proceso definirá al próximo primer ministro, según la tradición política nipona.

“Es necesario demostrar al pueblo que el PLD está cambiando”, afirmó Kishida durante una conferencia de prensa en Tokio. Con un índice de popularidad reducido al 25%, el primer ministro consideró que dar un paso al costado era la mejor manera de impulsar una reforma política real.

Kishida asumió el poder en octubre de 2021, pero su liderazgo se vio empañado por varios escándalos, incluidos los vínculos del PLD con la Iglesia de la Unificación y el manejo inapropiado de donaciones políticas.

Además, el aumento del costo de vida y la inflación en Japón, junto con un yen debilitado, contribuyeron a la caída de su popularidad. A pesar de un paquete de estímulo económico de más de 100.000 millones de dólares anunciado en noviembre, no logró mitigar el malestar público ni restaurar la confianza en su liderazgo.

Política de defensa y relaciones internacionales

Kishida, de 67 años, también estuvo al frente de una transformación significativa en la política de defensa de Japón, rompiendo con el tradicional pacifismo del país. Su mandato incluyó un compromiso de duplicar el gasto en defensa para 2027, en respuesta a la creciente influencia militar de China en Asia Oriental. Este enfoque fue respaldado por Washington, con quien Kishida fortaleció alianzas estratégicas en la región del Indo-Pacífico.

El sucesor de Kishida en el PLD enfrentará el reto de restaurar la confianza pública y abordar las tensiones geopolíticas, además de prepararse para las elecciones generales previstas para el tercer trimestre de 2025.

Nombres como el del exministro de Defensa Shigeru Ishiba, la ministra de Asuntos Exteriores Yoko Kamikawa, y el ministro de Asuntos Digitales Taro Kono, figuran entre los posibles candidatos para liderar el partido en esta nueva etapa.

La renuncia de Kishida marca un punto de inflexión en la política japonesa, y su sucesor deberá navegar por un complejo panorama económico y de seguridad.

“Es como los yokozunas, grandes campeones de sumo. No sólo se gana, sino que hay que ganar con elegancia”, resumió el profesor de Ciencias Políticas Koichi Nakano, sobre la necesidad de un liderazgo renovado en Japón.

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