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La discapacidad en la inclusión escolar: ¿Falsedad en el sistema o mentira sistemática?

A poco más de una semana del inicio del ciclo lectivo, padres y madres de niños y niñas con discapacidad de la provincia se encuentran atravesando momentos críticos.

Las preocupaciones de estas familias se centran en dos aspectos fundamentales: por un lado, la garantía de que los colegios de Salta sean verdaderamente inclusivos, asegurando cupos para estudiantes con discapacidad; y por otro, el acceso efectivo a maestras de educación especial, cuyo financiamiento depende de la habilitación de las obras sociales o de una larga lista de espera en el sistema público.

Nuevo Diario dialogó con la mamá de Simón, un niño de 8 años con diagnóstico de Trastorno del Espectro Autista (TEA), quien enfrentó serias dificultades para que su hijo pudiera comenzar las clases. “Simón va a tercer grado y recién pudo empezar las clases ayer. En el colegio Uzzi, donde cursaba, la dueña decidió no hacerle lugar este año. Me habían sugerido que tramitara el Certificado Único de Discapacidad (CUD) para que le elaboraran un Proyecto Pedagógico Individual (PPI). Les informé que tenía turno para obtener el CUD el 6 de marzo, pero el 27 de febrero la psicopedagoga del colegio me llamó a las 13 hs para decirme que, como no había enviado la foto del certificado de la neuróloga necesario para el CUD, la dueña decidió no reservarle el lugar”, relató la madre.

Pese a que la madre explicó que ya contaba con el certificado médico requerido, desde la institución sostuvieron que era necesario enviarlo previamente. Ante la negativa de inscripción, comenzó un peregrinaje de casi una semana para encontrar un nuevo colegio que aceptara a Simón. “Me demostraron que hay una suerte de derecho de admisión y que no se puede hacer nada”, expresó con indignación. Finalmente, logró conseguir un cupo para su hijo en otra institución.

Numerosos reclamos

Al respecto, Luis González, referente del sector de la discapacidad, manifestó su preocupación y su disposición al diálogo. “Recibimos todos los días numerosos planteos de este tipo (en relación a la problemática que atravesó la mamá de Simón), por lo que tenemos contemplado solicitar una reunión con la ministra Cristina Fiore (de Educación de la provincia). Es imposible para muchas familias costear un neurólogo para cumplir con este requisito y mucho más complicado es acceder a uno en el sistema público”, advirtió.

Falta de maestras de apoyo

Otro de los problemas que alarma a las familias es la situación de las maestras de acompañamiento a la inclusión escolar. “Las obras sociales deben enviar una autorización para aprobar el módulo de maestra de apoyo a la inclusión escolar. Sin esa autorización, las docentes no pueden facturar el servicio prestado. Lo preocupante es que, a esta altura del año, muchas autorizaciones aún no han sido emitidas”, indicó González. En este sentido, destacó la importancia del rol de estas profesionales, quienes diseñan las hojas de ruta para que los docentes a cargo de las aulas puedan implementar estrategias de inclusión en las distintas áreas de trabajo. Sin embargo, advirtió que muchas instituciones están solicitando informes neurológicos y reducción de carga horaria para estudiantes con diagnóstico de TEA, y que exigen la presencia de una maestra de apoyo como condición para permitirles el ingreso a clases.

“Es todo muy raro. Esperamos que la ministra acceda al diálogo para poder seguir trabajando en conjunto, como lo veníamos haciendo hasta el año pasado. No hay nombramientos de nuevas maestras para los acompañamientos de la parte pública. Hay muchas madres en lista de espera y niños que recién pudieron comenzar las clases esta semana”, concluyó González.

Preocupación por la inclusión escolar efectiva de chicos con discapacidad.

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