La Serenata a Cafayate podría pasar a privados por irregularidades cometids en 2024 y 2025
La gravedad de las irregularidades detectadas en las Serenatas 2024 y 2025 abrió un debate político inesperado. Fuentes reservadas confirmaron a Nuevo Diario que la organización de la edición 2026 podría dejar de estar en manos del municipio y pasar a depender de una empresa privada.
Esto implicaría una ruptura histórica: sería la primera vez en más de cincuenta años que Cafayate pierde el control institucional de su celebración identitaria más importante.
Para el concejal Gabriel Meisner, ese eventual traspaso responde directamente a lo que calificó como “mala gestión” de la intendenta Rita Guevara y su gabinete. En sus declaraciones, Meisner aseguró que la provincia evalúa seriamente la posibilidad de no financiar la edición próxima debido a la falta de claridad contable, lo que obligaría a una privatización del evento.
Una gestión en retroceso y con final abierto
La denuncia penal se presenta en un contexto político desfavorable para el oficialismo local. En las últimas elecciones, los candidatos apoyados por el gobierno provincial sufrieron derrotas contundentes en Cafayate y zonas de influencia, atribuidas por referentes territoriales al desgaste de la gestión Guevara.
En ámbitos políticos provinciales, la evaluación es crítica: se acusa a la intendenta de haber deteriorado la competitividad turística del municipio, desordenado la política tributaria y perdido el rumbo en la formulación de políticas públicas. Entre las autoridades consultadas, la discusión ya no gira en torno a si el mandato de Guevara llegará a su fin institucional, sino más bien a cuándo y en qué condiciones se concretará su salida.
La combinación de irregularidades contables graves, la presunta inacción de la Auditoría General, la posible pérdida de control sobre la Serenata y el desgaste político acelerado de la gestión Guevara configuran una crisis institucional de gran envergadura.
La justicia deberá establecer responsabilidades, pero los efectos políticos ya se sienten: Cafayate podría estar transitando un punto de inflexión que dejaría huellas profundas.