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Los programas sociales cayeron un 45,6% en la gestión de Milei

Pese a la suba de la AUH, las políticas sociales registraron fuertes caídas. La Tarjeta Alimentar perdió poder de compra y planes como Potenciar Trabajo quedaron congelados.

El Gobierno de Javier Milei logró el superávit fiscal a costa de un recorte significativo en los principales programas sociales. Según la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), las partidas cayeron un 45,6% en términos reales en comparación interanual.

Este ajuste ocurre en un contexto de pobreza creciente. En el primer semestre del año, 52,9% de la población se encontraba en esa situación, mientras que la indigencia alcanzó al 18,1%. Aunque el Gobierno duplicó la Asignación Universal por Hijo (AUH) y amplió la cobertura de la Tarjeta Alimentar, el impacto fue insuficiente.

La AUH, que alcanza a más de cuatro millones de beneficiarios, logró una mejora del 43% en su poder de compra. Sin embargo, la Tarjeta Alimentar, que se destina a familias con hijos, sufrió una caída del 14,3% en términos reales.

Desde el Ministerio de Capital Humano argumentan que la suba de la AUH cubre la canasta básica alimentaria. No obstante, expertos discrepan.

“El ajuste en otros ingresos populares deja a las familias más vulnerables en una situación crítica”, advirtió Federico Pastrana, del centro de estudios Fundar.

Planes congelados y otros recortes

El plan Volver al Trabajo (ex-Potenciar Trabajo) fue uno de los más golpeados. Con ingresos congelados en $78.000 desde diciembre, el poder adquisitivo se desplomó un 53% interanual.

Otros programas, como las becas Progresar, cayeron un 64,2%, mientras que la atención médica para pensiones no contributivas se redujo un 12,4%.

Por otro lado, hubo incrementos en el seguro de desempleo (+81,2%) y en el programa 1000 días, destinado a la salud materno-infantil, que subió un 182%.

“No toda la ayuda llega a quienes la necesitan”

El Observatorio de la Deuda Social de la UCA mostró señales mixtas. La pobreza descendió al 49,9% en el tercer trimestre gracias a la desaceleración de la inflación, que en noviembre fue del 2,4%. Aun así, Agustín Salvia, director del Observatorio, advirtió que el 24,9% de los hogares en inseguridad alimentaria severa no recibe asistencia.

“La baja de la inflación ayuda, pero la caída de ingresos y la falta de una política integral dejan desprotegidos a muchos sectores”, concluyó Salvia.

Mientras el Gobierno celebra la baja de la inflación como su principal política antipobreza, persisten interrogantes sobre el futuro de los programas sociales en 2025. Sin presupuesto definido, los sectores más vulnerables enfrentan un panorama incierto.

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