Lucrecia Martel: “Me siento como Messi al recibir el balón de oro”
Con la respectiva fundamentación y una diatriba sobre la historia y la “salteñidad”, el Consejo Superior de la UNSa entregó este martes a la cineasta salteña Lucrecia Martel el título Doctora Honoris Causa, distinción conferida por iniciativa de la Facultad Pluricultural de Tartagal.
Martel en su discurso para agradecer, ponderó a la distinción como "más de lo que se había imaginado para su vida" y en ese momento declaró: "Me siento como Messi recibiendo ayer el balón de oro”, lo que arrancó las risas y el aplauso de la colmada sala del Anfiteatro K de la UNSa.
Luego, al responder consultas de Nuevo Diario, la cineasta salteña remarcó que nunca pensó recibir este tipo de homenaje. “Siempre es más fácil que en lugares distantes te reconozcan y es menos significativa, pero que en tu lugar donde naciste y para quien hiciste todo tu trabajo le hayan visto algo bueno, para mi es increíble”.
Sobre el rol de la educación pública destacó que “estudiar es para transformar el mundo. No hay otra forma de entender el estudiar en la universidad. Si aprendimos muchas cosas, pero no comprendimos que cuando uno estudia es porque quiere transformar el mundo; vamos a pasar por la universidad sin esa experiencia que es la más importante. Acá con las cosas que ocurren, Salta puede ser otra provincia”, señaló a este medio.
Al hablar ante la audiencia, Martel contó una anécdota de cuando estudiaba en la universidad, en su primera clase, escuchó la voz de una compañera que sentía que “no correspondía al lugar y venía de otro lado”. Esa misma voz – relató – volvió a escucharla en el Mercado San Miguel: era la misma compañera en su lugar de trabajo. “Ella vendía y su voz había sido entrenada para ese trabajo. Eso es lo público, es la experiencia única posible en ese misterio que es la existencia humana de cruzarnos en algún lugar, vernos sin la homogeneidad con la que ya se organiza la ciudad”, sostuvo.
“Esa extraordinaria coincidencia y en esa encrucijada extraña del espacio y el tiempo, me llega este reconocimiento de ustedes, coetaneos, coprovincianos, colegas, compañeros, correligionarios, contemporáneos… lo que quiero decir que esa maravilla de habernos cruzado en ese misterio de haber nacido mas o menos en la misma región en el mismo tiempo, eso es una potencia infinita, eso debería darnos suficiente fuerza”, recalcó.
Nuevo filme y su teoría sobre la historia
Martel informó que hace 13 años se encuentra trabajando en una nueva película, que adelantó espera estrenar el año que viene. Una de las reflexiones de esta obra tiene que ver con la historia.
“Un poco lo que yo hago es narrativo, contar con imágenes y sonidos, exponer a las personas a una experiencia de dos horas donde uno no pretende que el argumento sea lo que la persona se lleve, capaz todo eso genere alguna idea o recuerdo en el espectador, pero rasgar, aunque sea por un segundo, el velo de la imposibilidad de ver lo que nos rodea. Agregó que “el gran relato que organiza lo que imaginamos de todos nosotros juntos hacia el pasado y hacia el futuro es la historia”.
Según su definición: “La historia es una hipótesis posible”. Y agregó que mucho tiene que ver la historia con las posibilidades de documentación y registro.
Al ampliar su teoría añadió que “la mejor historia posible es la que registra el mayor número posible de habitantes, ese lugar y ese tiempo. Si la historia no registra el sufrimiento del mayor número posible de habitantes de ese lugar y de ese tiempo; si la historia no registra el sufrimiento y los deseos de felicidad o la potencia que desean desarrollar las personas, esa historia es muy sesgada; y nosotros tenemos una terrible deuda con la historia”.
“Entonces esta provincia en la que se hablan 13 lenguas no hemos podido dar cuenta de una población que habla una o mas o menos. Entonces es vital, es urgente que incluyanios en esa hipotesis urgente en esa posible de historia, mejor de la que ya hemos escrito, la necesidad que haya personas que no hayan sido incluida sistematicamente por la historia y que los pueblos indígenas accedan a su territorio, eso no puede seguir siendo un discurso”, recalcó.
Es incomprensible que en el Museo de Guemes, donde mucha gente educada del exterior, que conoce sin tanta vergüenza cosas que han pasado aca, no exista una vez la palabra indio. Que esta provincia crea que se pudo conformar un territorio nacional sin la presencia, la sangre y el esfuerzo, de esa parte de esa población es una demencia que debemos corregir”.
Los fundamentos y “la salteñidad”
Con el anfiteatro K de la UNSA colmado de gente, Martel recibió el título junto palabras de agradecimiento y homenaje a su labor por parte del rector Daniel Hoyos, de la decana de la Facultad de Humanidades, Mercedes VásquezAna Echenique y la vicedirectora de la Facultad Pluricultural de Tartagal, Beatriz Bonillo.
Echenique, fundamentó la entrega de la distinción en referencia a un territorio que invoca un pasado en el presente para proyectarlo en el futuro. “Lucrecia Martel se sumerge en la textura y los matices del NOA, con una mirada atenta de una cineasta comprometida, nos brinda una visión íntima de las complejidades de esta región. Su cine es una voz que explora nuevas perspectivas e interpela a las nuevas generaciones”, sostuvo.
Bonillo, en nombre de la Facultad Pluricultural de Tartagal que tuvo la iniciativa de impulsar esta distinción, ponderó su “talento creativo audaz, disruptivo, como directora, por su arte y estética. La narrativa de Lucrecia Martel propone la ruptura de lo establecido”.
Al nombrar sus obras como “La Ciénaga”, “La Niña Santa”, “La Mujer sin Cabeza”, “Zama” y “Estación Norte”, pidió por más cine de Martel, “allí donde los protagonistas habitan paisajes sin vender para el turismo”.
La doctora Vázquez a su vez, destacó el compromiso social, político y su militancia social en defensa de los derechos de las mujeres y disidencias.
Consideró que Martel pone en su cine “su mirada crítica, disruptiva, discrepante, disidente de la salteñidad” y trajo a colación una antigua preocupación del profesor Eduardo Ashur sobre la salteñidad: “Esa identidad que se fue construyendo en la patria chica, la magia, las creencias, los mitos y supersticiones, lo que nos marca el rumbo a la hora de trabajar, de estudiar o de pensar en la vida o en la muerte”.
Sostuvo que cuando Ashur argumentaba sobre la salteñidad decía que “era la única provincia de la argentina que usaba esta cualidad de identidad, porque no existía la tucumanidad, la jujeñidad, sino la salteñidad. Martel se animó a observar a la salteñidad desde una mirada crítica, disruptiva, denunciante y disidente”.
El rector Hoyos destacó que con este reconocimiento, la universidad pública pone de manifiesto lo que es, lo que aspira a ser y su compromiso social.
“La obra de Martel pone en jaque los modelos de representación hegemónica, al conceder a los cuerpos subalternos un espacio y una narrativa que van más allá de lo visual. Existe en su filmografía una preocupación por dar cuenta de su fragilidad, de aquellas existencias reprimidas. Aborda temas sociales y políticos de manera sutil, pero impactante en relación con las tensiones de clase, la discriminación, la corrupción, entre otros”, enumeró.
Agregó que la entrega del honoris causa “constituye un gesto político, en el contexto de la batalla cultural y comunicacional, que la universidad pública debe dar para disputar el sentido común hegemónico en estos tiempos”.
Hoyos al dar un ejemplo de la salteñidad, puntualizó que “a principio de año declaramos que existía la Facultad Pluricultural de Tartagal, y ahora todavía todos siguen diciendo que es una sede regional. Ya la hemos declarado, está en el estatuto y todavía seguimos diciendo que es una sede”, enfatizó con vehemencia.
Martel al finalizar el acto recibió también de regalos libros por parte de mujeres de la FM La Voz Indígena de Tartagal, con historias de saberes de sus abuelas (de comunidades originarias), “historias de sufrimiento y de avasallamiento”, recopiladas tras un arduo trabajo”.
El acto contó en el final con el canto de la coplera Mariana Carrizo, previa presentación formal al público de la propia Lucrecia Martel, por considerarla una voz extraodinaria de la copla, "la reina, o mejor dicho, la “Messi de la copla”, acotó.