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Maduro incorpora milicianos a su seguridad personal

Nicolás Maduro anunció la incorporación de milicianos a la Guardia de Honor Presidencial (GHP), en un acto en Fuerte Tiuna.

Esta decisión, revelada el 12 de diciembre durante un ascenso militar, refleja su creciente desconfianza en las fuerzas armadas tradicionales para protegerlo a él y a su familia.

“Se está convirtiendo la Casa Militar en una casa militar miliciana”, afirmó Maduro, destacando la participación del “poder popular” en este nuevo enfoque de seguridad. Los milicianos, según él, recibirán “el máximo entrenamiento militar”.

La GHP, creada en 1959 para proteger al presidente, ha sido históricamente una unidad integrada por los mejores elementos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). Sin embargo, esta nueva incorporación de civiles armados genera controversia.

“Las Brigadas de Milicianos contarán con el máximo entrenamiento y articulación popular”, declaró Maduro frente a líderes militares, incluyendo al Ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, y otros altos mandos.

Contexto político y militar

La decisión llega en un momento de incertidumbre, cuando las actas electorales indican que Edmundo González Urrutia podría asumir la presidencia el próximo mes.

Maduro ha denunciado supuestos planes de golpe de Estado y justificó la medida como parte de un esfuerzo por “garantizar la estabilidad, la paz y el futuro del país”.

La ceremonia también incluyó el ascenso de 125 militares de la GHP y de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM), institución calificada por Maduro como “gloriosa y heroica”.

Reacciones y contradicciones

Aunque Maduro destacó la lealtad de la GHP, el anuncio contradice sus afirmaciones sobre la confianza en este cuerpo.

“Aquí veo a nuestros muchachos y oficiales que cuidaron a nuestro comandante de manera leal”, aseguró, en referencia a Hugo Chávez.

El evento concluyó con una retórica cargada: “Con el pueblo miliciano y nuestra Guardia de Honor, derrotaremos las asechanzas fascistas”.

Sin embargo, la integración de civiles armados plantea interrogantes sobre el futuro de la seguridad presidencial y el papel de las fuerzas armadas en Venezuela.

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