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Masacre en El Dorado: una sangrienta disputa por el oro enfrenta a aliados de Cabello

Una violenta masacre sacudió el lunes 9 de junio a El Dorado, una zona minera del estado Bolívar, donde hasta los residuos de arena valen miles de dólares.

La región está marcada por el enfrentamiento entre dos facciones ligadas al poder: una responde a Diosdado Cabello, la otra a Nicolás Maduro Guerra, hijo del presidente venezolano.

La pelea dejó varios muertos en una zona donde convergen los ríos Cuyuní y Yuruán, cerca del municipio Sifontes. Los enfrentamientos no son nuevos, pero esta vez escalaron a niveles inéditos.

Oro, armas y silencio

Un trabajador minero que pidió el anonimato por miedo a represalias, aseguró a Infobae que “hablar es firmar una sentencia de muerte”. La ley del silencio domina, incluso ante abusos de los jefes de mina o de funcionarios del Estado.

La violencia acompaña la minería ilegal y el control del oro. En la región, ex convictos y antiguos pranes manejan las operaciones. Fabio Enrique González Isaza, alias Fabio, lidera una red que controla zonas estratégicas como El Bosco y Tumeremo. Allí, cada minero debe pagar por trabajar. Solo por usar un molino, se exigen 10 gramos de oro mensuales, en una zona con unos 200 molinos.

Hermandad rota y poder en disputa

El conflicto reciente se originó por una traición: el hermano de Fabio, apodado El Edguita, se rebeló con su propio grupo. La ruptura se produjo, según vecinos, porque la nueva gobernadora del estado Bolívar, Yulisbeth “La Tata” García González, busca controlar la región minera. García, cercana a Cabello, asumió el cargo con el respaldo directo de Nicolás Maduro y Cilia Flores.

Pranes y megabandas en el negocio del oro

El control del oro no solo involucra a bandas locales. También operan estructuras más grandes como el Tren de Aragua, dirigido por Héctor Guerrero, alias El Niño Guerrero. Aunque se creía fuera del país, fuentes aseguran que opera en Bolívar, entre Las Claritas, El 88 y Las Doradas.

También actúa El Viejo, alias de John Petrica, otro ex pran que mantiene redes de poder desde las cárceles. Según testimonios, incluso la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) llegó al lugar tras la masacre, no para detener a los responsables, sino para negociar con ellos y llevarse parte del oro.

Entre pozos y molinos: oro para el poder

El sistema está montado con precisión. Fabio otorga permisos para instalar molinos, una inversión de más de 200 mil dólares que incluye plantas eléctricas y transformadores. El oro extraído se procesa con agua en planchas especiales, y los residuos también se comercializan: pueden valer hasta 60 mil dólares.

Un “pastor” lleva el control del material que sale. Así, los jefes del régimen conocen el volumen exacto de lo que se extrae. La mayoría del oro se vende directamente a figuras vinculadas al gobierno, quienes cuentan con equipos tecnológicos imposibles de conseguir para los mineros comunes.

Violencia, ambición y abandono

En El Dorado y zonas vecinas, como Tumeremo, los pobladores sobreviven entre armas largas, extorsiones y corrupción. Rifles R-15 y FAL circulan con facilidad. Aunque muchos intentan vivir del trabajo minero, el control real está en manos de bandas armadas que operan con respaldo político y militar.

“La pelea no es entre mineros, es entre los que se creen dueños del oro”, dice un trabajador. La región está bajo dominio de quienes fueron pranes en la cárcel de Vista Hermosa y hoy responden a intereses de altos funcionarios en Caracas.

Fuente: Infobae

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