Máxima tensión en Recoleta: incidentes y culpas repartidas en el domicilio de CFK
La convocatoria nacional en apoyo a Cristina Fernández de Kirchner tras el pedido de condena judicial por la causa Vialidad, trajo aparejados momentos de tensión en una multitud que ayer se enfrentó a las vallas y a la policía porteña en inmediaciones al domicilio de la vicepresidenta, en el barrio de Recoleta.
Al respecto, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, reivindicó la intervención de las fuerzas policiales y acusó al oficialismo de "buscar que la solución de sus problemas se dirima en la calle".
Minutos después, habló la ex presidenta, agradeció el acompañamiento de la militancia, apuntó a quienes "odian" al peronismo", y pidió a los militantes que "vayan a descansar", todo ello al unísono del pedido "Cristina 2023".
Cambio de planes
Si bien la convocatoria del Frente de Todos, inicialmente estaba pautada en parque Lezama, la misma se vio desplazada hacia el domicilio de Fernández de Kirchner, que se encontraba totalmente vallado en sus adyacencias.
Ante esta situación, representantes del oficialismo y militantes expresaron su indignación ante lo que consideraron "un intento de sitiar a la vicepresidenta". A partir de allí se sucedieron momentos de verdadera tensión entre los militantes y la policía de la ciudad de Buenos Aires, que intervino con camiones hidrantes, arrojando un saldo de tres detenidos.
Todo esto no impidió que las vallas finalmente fueran derribadas, y que los simpatizantes cristinistas montaran una concentración multitudinaria en Juncal y Uruguay, que fue blanco de repudios por parte de todo el arco opositor.
El reparto de las culpas
Frente a la situación, el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta llamó a una conferencia de prensa en donde fustigó duramente el accionar de la militancia kirchnerista: "La situación se agravó, se convirtió en un acampe permanente, en una alteración absoluta de la normal vida de los vecinos, en un plan sistemático de ocupación de los espacios públicos", dijo y reivindicó el accionar de la policía y aseguró: "La violencia es el límite", aseguró.
Con respecto a las acusaciones del "sitiado" al domicilio de Fernández de Kirchner, el jefe de gobierno remarcó que: "La vicepresidenta, el presidente, con sus declaraciones no hacen más que echar nafta al fuego. Busca (CFK) distraer y que la solución de sus problemas se dirima en la calle y no lo vamos a permitir", dijo y le pidió que "asuma la responsabilidad que los manifestantes se retiren a sus casas", insistiendo en la necesidad de la paz social. Cristina Fernández de Kirchner salió a la respuesta casi inmediata y rodeada de banderas y cantos de "Cristina presidenta", agradeció en primer lugar a quienes permanecieron en vigilia desde el día martes: "Cuando el partido judicial pidió 12 años de condena por cada año de los mejores años que tuvo el pueblo argentino", dijo y aseguró que "en el único lugar donde hubo escenas de violencia fue en la ciudad de Buenos Aires y en la puerta de mi casa, provocadas por el odio hacia la alegría y el amor peronistas". Asimismo, hizo hincapié en el derecho a la libertad de expresión y relató hechos de violencia que el oficialismo sufrió a manos de la oposición: "Lo han intentado todo (…) porque no aceptan que el pueblo puede expresarse y reclamar cosas diferentes", sostuvo y añadió: "Tenemos que pedirle a la oposición que deje de competir entre sí para ver quién odia más a los peronistas", y pidió a cada uno de los que allí estaban, se retiren a descansar: " Los quiero mucho, siento que cada uno de ustedes es un poco hijo mío, los quiero mucho con el corazón", concluyó.