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Moyano mueve piezas en la interna de Camioneros y en la negociación por la nueva CGT

Hugo Moyano mueve piezas en la interna de Camioneros y en la negociación por la nueva CGT, mientras su hijo Pablo logra un triunfo simbólico al ascender con el club que preside.

Hugo Moyano volvió a mostrarse activo en el tablero sindical nacional, desplegando maniobras para posicionarse en la futura conducción de la CGT y al mismo tiempo reorganizando el poder interno del gremio de Camioneros. En paralelo, su hijo Pablo obtuvo un triunfo con resonancia mediática: el club que preside logró el ascenso en su categoría, lo que agregó un factor simbólico a la disputa familiar.

Dentro de la estructura cegetista, Moyano impulsa que Octavio Argüello continúe como representante del sector Camioneros en el triunvirato que podría conformarse como cabeza de la nueva CGT.

Inicialmente había promovido la candidatura de su hijo Jerónimo para un puesto estratégico, pero fuentes del gremialismo aseguran que el líder desistió de ese camino y optó por ratificar a Argüello frente a las resistencias internas.

Al mismo tiempo, desplazó a dos dirigentes del gremio Camioneros, lo que algunos interpretan como una limpieza política orientada a consolidar su línea de mando y debilitar la influencia de sectores leales a Pablo.

Pero el escenario no es enteramente adverso para su hijo. El fin de semana, el club Deportivo Camioneros, presidido por Pablo, derrotó 3 a 1 a Ituzaingó y obtuvo el ascenso a la Primera B Metropolitana. El equipo había subido dos categorías en once meses y en ese triunfo jugaron dos de sus hijos, Facundo y Nicolás. Ese logro deportivo fue celebrado públicamente por Pablo, quien lo vinculó con un mensaje político de fortalecimiento frente a un “gobierno gorila”.

El contraste entre la ofensiva gremial del padre y el éxito deportivo del hijo añade tensión al cuadro. La relación entre Hugo y Pablo ha estado marcada por diferencias profundas desde 2021, especialmente tras disputas vinculadas al manejo de las obras sociales y al rol que Pablo tuvo en la CGT.

Sin embargo, el triunfo futbolístico podría servir de capital simbólico para Pablo en las discusiones internas. Este punto es consolidar legitimidad pública y demostrar capacidad de liderazgo ajeno al aparato sindical puede ser una herramienta política en momentos de reconfiguración gremial.

Fuente: Ámbito Financiero

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