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No fue una tragedia por la solidaridad de Payogasta, con su intendente a la cabeza

El deceso de Bernarda Choque, trajo una serie de sucesos que simplemente lograron destacar la solidaridad salteña en general, la del pueblo de Payogasta en particular y la del intendente de esa localidad en especial.

Micaela Jerez, nieta biológica y también hija de crianza de Bernarda, esposa de Marcelo Herrera, habitantes de la Capital salteña, al enterarse de su muerte –obviamente- quiso participar de su velorio y sepelio, que se realizaba en La Poma.

Para ello, la solidaridad se puso de manifiesto a través de Ricardo Cuéllar, quien le prestó una camioneta para que pudiera concurrir. Marcelo, transformado en chofer, se dirigió al lugar para participar del triste acontecimiento. Junto a Micaela, partieron acompañados por Luciano Cuéllar, hijo del dueño de la camioneta, con la prerrogativa de regresar antes de que finalizara el día domingo por un viaje prefijado de Luciano hacia Buenos Aires.

Lucas David Arapa, intendente de Payogasta.

Lograron su objetivo, de visitar y despedir a Bernarda y tomaron la decisión de retornar a la capital salteña en el anochecer del sábado.

En esta oportunidad, el desconocimiento de la zona, la oscuridad reinante y la premura por regresar, se confabularon para deparar a estos viajeros una ingrata y casi nefasta sorpresa. Al intentar cruzar el Río Blanco, se vieron arrastrados por la fuerza de la corriente que los “llevó” casi trescientos metros, río adentro.

Sin comunicación, sólo les quedaba rezar, para que el agua no aumentara y pudiera acrecentar el peligro y el riesgo que proyectaba esa situación.

Quiso la fortuna intervenir a esa hora de la noche y es así que, haciendo señales luminosas desde dentro de la camioneta no fueron en vano dado que, a la distancia del camino de tránsito habitual, otra persona estaba evaluando la posibilidad de cruzar el río vio esas luces.

Al percatarse de esas señales, y –otra vez la solidaridad- se acercó al origen de esas luces. Esa persona era un oficial de la policía que con la responsabilidad de su ocupación fue en búsqueda de otros colegas para tratar de rescatar de esa situación a los improvisados viajeros.

Con mucho esfuerzo, lograron extraer a los tres pasajeros y puestos a cubierto en Payogasta. Desde allí Marcelo se comunicó con su hermana Lía, esposa de otro personaje solidario, José, quienes presurosos partieron hacia el lugar del siniestro. 

Ya en Payogasta y ante la imposibilidad de sacar por sus medios a la camioneta del río, y ya con mucho menos caudal que el de la noche anterior, apelaron a la ayuda del municipio. Se apersonaron en la casa del intendente de Payogasta, Lucas David Arapa, quien anoticiado del percance tomó cartas en el asunto y desde ese momento, cerca de las 11 de la mañana, y hasta cerca de las 21 horas, a la par de los improvisados socorristas lograron sacar la camioneta.

En tiempos donde la noticia resalta casi todo lo malo que enluta a la sociedad argentina, con criptomonedas incluidas, de tanto egoísmo, de tanto “quemeimportismo”, es menester destacar la ayuda que recibió Marcelo, su esposa Micaela y Luciano, el hijo del dueño de la camioneta, y el loable empeño puesto de manifiesto por los policías, personas anónimas y el desempeño del intendente, que haciendo caso omiso de su descanso dominical y dejando de lado a su familia, demostró que sí, que todavía quedan “funcionarios” que realizan cabalmente su tarea y más.

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