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Nuevo Diario cumple 23 años de permanencia, resistencia y desafío

Si, Nuevo Diario cumple 23 años, o sus Bodas de Agua. Para este día especial, Grupo GG S.R.L. solicitó miradas internas de dos de sus integrantes: la periodista Lorena López y la de su creador y todavía director, Néstor Arnaldo Gauna. Para vuestra interpretación, las líneas que siguen:

De mirar las portadas desde

afuera a escribirlas “en casa”

Por Lorena López. Con el perdón de nuestros queridos lectores, es imposible abandonar la autorreferencialidad en este momento. Por eso, Cuando me encomendaron escribir el artículo por los 23 años de Nuevo Diario de Salta, comencé pensando en lo que hacía exactamente hace esa cantidad de años, cuando todavía no había decidido ser periodista, pero la semilla ya estaba dentro. Resulta que la película no sólo se hizo larga, sino que resultó tener muchos guiños con mi vida, como si anticipara que hoy me encuentre aquí, todos los días en la que ya es mi casa y celebrando –a pesar de lo que duele– que nos debemos a la verdadera libertad, para ser tan “chiquitos” y sin embargo haber crecido tanto. Recordé entonces que hace 23 años veía transcurrir por los pasillos de la UNSa a un Néstor Gauna (director, cadete, y hasta canillita), presuroso, con una suerte de planilla que no era ni más ni menos que las plantillas de clasificados, el espíritu inicial de esta publicación. De pronto, a esos clasificados los acompañaron breves artículos con una agenda “fuera de agenda”, que fueron creciendo con el tiempo, como fue creciendo la construcción de un estilo y un compromiso con las y los salteños. En ese camino, los arquitectos fueron muchos y variados, todos respetados y de la mejor raza del periodismo salteño: Héctor Soraire, Rolando Díaz, Manuel Farfán, Miguel Kliver, Martín Van Dam, Gerardo Rebak, Andrés Gauffin, Francisco D’Andrea, Juan Cedrón para arrancar. Siguiendo por Daniel Pantoja, Julio Cervantes, Elena Corvalán, Eduardo Méndez, Graciela Gramajo, Sonia Zapata, Tania Fernández, Karina Khel, Mario Guiñez, José Acho, Laura Urbano para completar el cuadro de nombres que hicieron y hacen grandes aportes a nuestra profesión. La historia se fue tornando más interesante cuando “el diario chiquito” comenzó a ser parte de “la diaria” salteña, con una invaluable agenda propia y un aporte contrahegemónico que, además de credibilidad, permitió un crecimiento sostenido a lo largo de los años aún frente a las concentraciones de grandes medios. Así fue como el relato de este desafiante medio tabloide llegó a las cátedras de las carreras de Comunicación de Salta, y como, entiendo, comenzó a gestarse este camino que finalmente me enlazó a esta casa. Quisiera entonces que en este punto y con ese marco tan relevante, el lector pudiera acompañarme en las sensaciones que atravesaron a quien hoy escribe y forma parte de esta familia: mi primer día en una redacción de esa talla, una verdadera mezcla de emociones y admiración. Es que desde el preciso momento en que “Gauna” me abrió las puertas, todo fue un viaje de ida. Aquí transcurrió la mitad de mi carrera y mi vida en el periodismo; porque deben saber que aquí dejamos más que horas, dejamos parte de nuestras historias y formamos parte de otra más grande, con sus altas y bajas, con sus risas y lágrimas. Porque sin las mieles y las hieles, nada tendría sentido ni adrenalina. En este punto, no puedo dejar de pensar en el equipo enorme (y campeón) que hace posible a Nuevo Diario. Porque no se trata sólo de una redacción sino de un entramado de manos que le dan vida a cada página, a cada tapa. Sin el equipo de diseño, Matías Farfán, Christian Figueroa y Diego Chalom, sin el equipo comercial y administrativo, Mariana Suárez, Carolina Elías, Fernando Aramayo, sin los compañeros de expedición Darío Jaimez y Carlos Valdiviezo, e impresión Nicolás Zapana, Daniel y Claudio Canelo, Fernando Ávalos, FM Ya, con Mario Varela y Cristian Gustavo Martínez, con el todólogo Rolando Chivi, este diario no tendría esencia. Tampoco quiero dejar de nombrar a parte del directorio, Mónica González y la energía de “las que vienen”:  Belén, Emilia, Lucía y Julieta Gauna, con la tarea de mantener encendida la llama que Néstor prendió hace 23 años. Y todo un apartado para el equipo de web, con Juan Pablo Vázquez, el empuje constante de Lucía Soria y el semillero de chicos y chicas talentosas que alimentan en 4.0 el fuego de lo que hacemos. Como el desafío de quienes estamos detrás de estas páginas y que la memoria no nos falle, sobre todo para recordar momentos políticos. Diré que en estos años nos subimos además a una calesita imparable de sucesos locales, nacionales e internacionales, momentos que nos cambiaron la historia para siempre y nos depositaron frente a grandes desafíos, que incluyen el persistir, y hasta resistir en un tono de época preocupante.

Hoy, después de todos esos años, artículos y tapas, canas, kilos, kilómetros, quiero brindar por nunca haber dejado de abrazar este espacio del “diario chiquito” que aquí dentro es grande y hoy me da el honor, no sólo de estar al frente de algunas ediciones, sino de escribir estas palabras. Y quiero agradecer porque hoy, como desde hace una década, me siento en casa, en este medio tabloide que en libertad… es un mundo, pese a todos los pronósticos y críticas.

Felices 23 años y ojalá tengamos la oportunidad de poder seguir haciendo lo que amamos en este espacio, y que cada día valga el desafío, la ética y el compromiso periodístico, aún en estos tiempos que parecen oscuros: que el teclado sea el arma con la que vamos a vencer a tanto odio.

Cumpleaños con embargo y bozal,

pero con un compromiso inquebrantable

Por Néstor Arnaldo Gauna. Hace 23 años, Nuevo Diario nacía de una necesidad laboral personal, que, posteriormente se transformó en una misión colectiva: generar mi propio trabajo primero y, a la vez, abrir un espacio independiente para el periodismo.

Lo que podría interpretarse como una situación azarosa, en realidad -subconscientemente- fue un proyecto-sueño primero, pero luego no fue solo el proyecto-sueño, sino una apuesta por la verdad, por la libertad de expresión y por el derecho de los lectores a recibir información sin ataduras.

Hoy, en nuestras bodas de agua, el simbolismo no es menor. El agua es transparente, libre y fluye sorteando obstáculos, tal como ha sido y es, nuestro camino. Nos ha tocado enfrentar tormentas, desde la presión del poder hasta embargos y bozales urdidos por trampas judiciales que intentan silenciar lo que no conviene que se sepa. Sin embargo, seguimos de pie, con la misma pasión y convicción del primer día.

A lo largo de este tiempo, hemos crecido y evolucionado, ampliando nuestras fronteras informativas. Pudimos consolidar FM Ya, la voz del Nuevo Diario, un medio que nos permitió llegar a más audiencia y reforzar nuestra presencia en el ecosistema periodístico. Pero no nos detenemos ahí: la apuesta que sigue es el streaming, un desafío que nos exige innovar y adaptarnos a las nuevas formas de consumo de la información.

En este proceso de evolución, celebramos también la llegada de sangre joven, nuevos talentos que comienzan a dar sus primeros pasos en el periodismo, aprendiendo del camino trazado por quienes llevan décadas en este oficio.

Esta combinación de experiencia y renovación es clave: por un lado, la sabiduría y el rigor de los más longevos nos dan solidez; por otro, el ímpetu y la mirada fresca de los jóvenes nos impulsan hacia el futuro, futuro que siempre será venturoso por la pasión involucrada.

No todo ha sido fácil, al revés, todo ha sido difícil. No fue sencillo llegar a ser el segundo medio más importante de Salta, con un inicio demás sacrificado para su mentor; de ser un desocupado “dejado” de lado del diario grande a convertirse en lo que es hoy Nuevo Diario, con sueños aggiornados al cambio comunicacional.

La transición a nuevas plataformas implica desafíos técnicos, económicos y culturales. La incertidumbre sobre los modelos de financiamiento, el alcance del streaming y la adaptación a una audiencia con hábitos cambiantes son retos constantes.

Pero también es una nueva gran oportunidad: nos permite ampliar nuestro impacto, explorar nuevas narrativas y consolidarnos como un medio que sigue reinventándose sin perder su esencia.

Las dificultades existieron, existen, existirán y pesan, pero no han logrado quebrar nuestra identidad. Porque el periodismo no se reduce a un papel en peligro, a una cuenta bancaria embargada o una estructura legal que nos encuentra maniatados con un bozal: el periodismo es un compromiso con la verdad, con la gente, con quienes nos han acompañado a lo largo de estos 23 años.

Entonces, hoy celebramos no sólo la permanencia, sino la resistencia. La certeza de que, aunque el contexto sea adverso, las ganas de seguir informando están intactas. Porque Nuevo Diario no es sólo un medio; es un testimonio vivo de que el periodismo independiente sigue más fuerte que nunca, justamente por la inyección sanguínea de nuevos jóvenes con el mismo apetito que seguimos teniendo los “mayores”; con el recuerdo y respaldo de algunos compañeros y amigos que ya no están, pero para seguir siendo lo que somos.

¡Gracias a quienes nos han acompañado en este viaje!

Estamos, y seguramente seguiremos estando, o por lo menos lo intentaremos, siempre adelante, porque el agua nunca deja de fluir.

Una pincelada de cuando se inauguró la oficina comercial en Caseros 837.

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