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Sáenz, el gobernador que llevó el pedido del norte profundo a las puertas de la Casa Rosada

Con guitarra y el reclamo a flor de piel, Gustavo Sáenz sorprendió este lunes por la tarde al instalarse frente a la Casa de Gobierno para exigir el cumplimiento de las obras públicas pactadas entre Nación y Salta. Mientras Milei afinaba su recital de rock en el Movistar Arena, el mandatario salteño protagonizaba una postal insólita de la crisis federal.

Crónica de un reclamo con tonada del norte

Eran poco más de las cinco de la tarde cuando Gustavo Sáenz, gobernador de Salta, apareció en las puertas de la Casa Rosada. No llevaba banderas partidarias ni pancartas, pero sí una convicción: exigirle al Gobierno Nacional el cumplimiento de los compromisos de obra pública asumidos hace más de un año.

El canal TN fue el primero en llegar y confirmar lo insólito: el mandatario norteño planeaba acampar frente a la sede del Ejecutivo, aunque insistía en que no se trataba de una protesta sino de un gesto de coherencia. “Estoy cumpliendo con mi palabra con los salteños —dijo—. Las obras se firmaron en junio del año pasado, se ratificaron en marzo, y venimos hablando con uno y con otro, pero nos patean siempre. Ya estoy cansado”.

Un poco más alejado, en Villa Crespo, Milei preparaba su recital en el Movistar Arena, mientras Sáenz transformaba la Plaza de Mayo en una especie de escenario improvisado del federalismo herido. Acompañado por el ex chalchalero Facundo Saravia, entonó los acordes de Mi país lanzó una frase que sintetizó su bronca: “Tenemos todo para no pedir limosna en Buenos Aires, pero nos siguen negando las obras de infraestructura desde que nació la patria”.

“Nos cagaron las obras”

El trasfondo de la escena no era improvisado. Desde hace meses, la relación entre Salta y el gobierno nacional se fue tensando. Sáenz ya había expresado su malestar en una entrevista con Jonatan Viale, donde lanzó una frase que resonó en todo el país: “Nos cagaron con las obras”.

La denuncia no era simbólica. En junio de 2024, la provincia había firmado 47 convenios con Nación en el marco del Pacto de Güemes, ratificados nuevamente en marzo de 2025 con el documento “Todos por Salta”, respaldado por sectores sociales, sindicales y productivos. En esos acuerdos se incluían obras clave: la planta depuradora del sur de Salta Capital, con un presupuesto de 48 mil millones de pesos; la Ciudad Judicial de Orán, con una inversión superior a 17 mil millones; y la nueva colectora de efluentes de Cafayate, con una inversión de 13 mil millones.

A estas se sumaban proyectos viales como la Ruta 9/34 —conocida como “la ruta de la muerte”—, la Ruta 40, el corredor bioceánico y el gasoducto de los Valles Calchaquíes.

Sin embargo, según el mandatario, las obras fueron “pateadas” una y otra vez. “He hablado con todos, soy un hombre de diálogo, pero esta falta de gestión es intolerable. Mientras el país discute si Espert renuncia o no, el norte se muere esperando rutas y hospitales”, lanzó.

Epílogo: el eco del norte

En su defensa y preguntado sobre tensiones o enemistades actuales con funcionarios del Gobierno Nacional, el gobernador Gustavo Sáenz aclaró que su reclamo no tenía color partidario. “No es contra Milei ni funcional al kirchnerismo. La Cámpora se encargó de intervenir el PJ en Salta y quedarse con todo. Yo vengo a pedir lo que nos corresponde”.

Su posición, incómoda para ambos polos de la grieta, resume el dilema de varios gobernadores del interior: sin recursos nacionales, sin espacio en la agenda mediática y con obras paralizadas, deben sostener la gobernabilidad con una mezcla de pragmatismo y resistencia.

“Ya basta de hipocresía y de cinismo”, exclamó Sáenz frente a los micrófonos, antes de cerrar su intervención. “Lo que vemos es una lucha de poder entre unos que no se quieren ir y otros que quieren quedarse. Mientras tanto, los argentinos se están muriendo de hambre”.

Su frase final fue más un lamento que una advertencia.

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