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Sin repelente ni espirales, Nación se lava las manos y deja el problema a las provincias

El dengue, como una problemática nacional revela que, SC Johnson, empresa que maneja el 90 por ciento de la producción de repelente y espirales del mercado, no produce más porque en su organigrama se terminó la temporada. Esta realidad causó sorpresa en el sector comercial y mayor sorpresa aún por la pasividad oficial de Nación en el pico del dengue.

El pico del dengue en Argentina expuso con una realidad infrecuente el fracaso de la idea oficial de la efectividad de un Estado que no controla, no exige y deja cuestiones delicadas en manos del mercado. En este caso, además, hay una trágica coincidencia de visiones entre lo que hacen las empresas y lo que hace el Gobierno de Javier Milei con la lógica de corrimiento de lo público. 

La gestión de Javier Milei asegura que está cumpliendo con todo aquello le compete a la Nación en el manejo de la epidemia del dengue, que está registrando un brote histórico, seis veces mayor que el año pasado. Para el Gobierno, el manejo de la enfermedad que transmite el mosquito es materia, eminentemente, de las provincias. “Son los distritos los que tienen que hacer frente al tema. Es un tema de las provincias”, dijeron funcionarios muy cercanos al jefe de Estado.

Esa es la línea oficial que comenzó a transmitir en las últimas horas el ministro de Salud, Mario Russo. La Casa Rosada habilita a muy pocos voceros de la gestión, y en materia sanitaria -más allá de los comunicados que emitía el ministerio de forma periódica en su portal- esta semana le pidió al ministro que levantara el perfil para hablar sobre el dengue.

Mientras el Poder Ejecutivo no sólo niega la necesidad de aplicar la vacuna contra el dengue sino que además cree que aplicarla hoy no serviría porque no impactaría positivamente para frenar la enfermedad; la empresa que fabrica repelentes en el país deja al mercado sin provisión porque —según denuncian en el comercio— se pasó el pico de ventas y, de empezar a producir ahorase quedaría con un enorme stock sin vender de cara a la temporada invernal. 

En el medio, ni el Ministerio de Salud ni la Secretaría de Comercio Interior tomaron contacto con la empresa productora o los grandes puntos de venta para averiguar por qué no hay producto, dónde se podría conseguir más y si conviene o no abrir la importación de un bien que abunda hasta en los países limítrofes y que acá es prenda de especulaciones empresarias e inacción estatal. 

Es decir, no sólo en el peor momento de la epidemia de dengue hubo una disparada de precios de los repelentes por la liberación del mercado (casi 100 por ciento desde que llegó Milei), sino que se dio una situación de abandono de la ciudadanía que empieza en el corrimiento de Estado y sigue por la falta de controles del gobierno a los privados. 

Como contrapartida, el ministro de Salud, Mario Russo brindó en las últimas horas entrevistas en medios nacionales, televisivos y gráficos, y dijo que la función del Ministerio de Salud de la Nación es tener una “rectoría” ante las provincias con medicina “basada en la evidencia” y no “en factores externos que puedan condicionar las decisiones”. Así defendió, por ejemplo, la decisión de no incluir la vacuna contra el dengue en el Calendario de Vacunación Nacional.

Fuentes del Gobierno señalaron: “Esta es una enfermedad que ataca en las casas, en los barrios. El trabajo de los gobiernos locales es el más importante de todos”. Cerca de Milei defendieron la decisión de descentralizar el manejo de la epidemia y respaldaron el trabajo de Russo. Mientras que el vocero Manuel Adorni dijo que el ministro “desempeña de manera exquisita sus labores”.

El lunes, Russo encabezó el Consejo Federal de Salud (Cofesa) con 22 de los 25 ministros de salud provinciales. Allí defendió el sistema de vigilancia que tiene Nación, con el tablero de información de la situación epidemiológica y la coordinación de la red federal de referentes clínicos, que audita cómo viene respondiendo el sistema de salud.

A raíz de la falta de repelentes en farmacias y otros puntos de venta, fuentes oficiales se limitaron a decir que hubo un contacto entre el Ministerio de Salud y el Ministerio de Economía para verificar que estuviera fluida la importación de insumos para la fabricación del producto. Pero, para la concepción del Gobierno, el problema de stock obedece a una cuestión de “oferta y demanda” que el mercado subsanará sin mayores intervenciones del Estado.

Respecto a las campañas de concientización, además de la aparición del ministro del área en algunos medios, a comienzos de marzo el Gobierno hizo un spot para promover el descacharrado y prevenir la propagación del mosquito. Se difundió en estaciones de transporte público y también en medios de comunicación audiovisual, pero solo en los espacios cedidos por interés público. Es decir, que no se pautó con fondos públicos esta campaña, sino que se transmitió en los segundos cedidos por ley para campañas de bien público.

El Gobierno, en tanto, defendió la decisión de no incluir la vacuna contra el dengue en el calendario de vacunación, ya que no está recomendada para el control de la enfermedad en el contexto del brote. Russo dijo que solo “se está evaluando es la aplicación de la vacuna de forma segmentada”, pero que aún no hay evidencia científica para avanzar en ese camino. “Entendemos la ansiedad, pero necesitamos todavía unos meses para recibir esa información y a partir de ahí tomar una decisión”, dijo el ministro.

Entre la mentira y la inacción

El comunicado del Ministerio de Salud de la Nación sobre la epidemia de dengue no sólo contuvo imprecisiones sobre las vacunas, sino más que nada dejó en claro que el objetivo de Milei es que el Estado se corra de la administración de la crisis sanitaria. Lo paradójico es que mientras ya se cuentan 130 fallecidos por la enfermedad, no funcionan las empresas y el Estado no las controla, por consiguiente, el mosquito se mueve con libertad entre la inacción del Gobierno y de los que deben vender el único producto para protegerse. 

Del lado del Gobierno aclaran que "la idea no es obligar a nadie a producir". Tampoco, admiten, se pidió la moderación en los precios que se pagan por los repelentes. Los supermercadistas pocas veces han visto semejante nivel de desentendimiento por parte del Estado: "Ni un llamado recibimos, nada, ni siquiera preguntándonos cómo se podría hacer para conseguir repelente alternativo", contó una cadena pyme. 

A decir verdad, el Gobierno no está regulando el conflicto. Un ejemplo: el OFF no está en las góndolas de los hipermercados y tampoco en farmacias, pero sí aparece en muchos locales mayoristas. No son pocos los que aseguran que al salir de los canales convencionales de venta directa y redireccionar la mercadería a la intermediación, se favorece la venta en negro y la disposición arbitraria de precios. Eso es lo que hace que en comercios barriales un repelente, de encontrarse, se pague hasta 10 mil pesos, y lo mismo ocurre en vendedores de Mercado Libre. En contraposición, en las ciudades donde por cuestiones climáticas se consume menos, como Bariloche, se está vendiendo a entre 2.500 y 3.000 pesos. 

Varias provincias, no obstante, optaron por comprar y hacer campañas de vacunación en sus distritos, como Corrientes, Salta o Misiones. “¡Somos pioneros en el país en vacunación contra el dengue! Con recursos propios, Misiones emprendió hace ya casi tres meses una campaña de vacunación contra el dengue única a nivel nacional”, se jactó el gobernador misionero, Hugo Passalacqua.

 “Sin mosquito, no hay dengue”

El Gobierno responsabilizó a la gestión de Alberto Fernández por la situación epidemiológica actual y dejó en claro que pondrá el énfasis en la prevención para el año próximo. Russo machacó con una obviedad: “Sin mosquito, no hay dengue”.

En la reunión del Cofesa que tuvo lugar el lunes, Russo puso énfasis en que las responsabilidades entre la Nación, las provincias y los municipios son “compartidas”. “Los ministros coincidieron en que la eliminación del mosquito en el territorio es la primera línea de defensa para frenar el dengue. Que es clave el trabajo local y peridomiciliario”, insistieron fuentes del Gobierno.

Ponciopilatismo puro…

 

 

 

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