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Tensión en Bolivia: Evo Morales encabeza marcha hacia La Paz

Tensión en Bolivia por Evo Morales encabeza marcha hacia La Paz y la movilización enfrenta al evismo y el arcismo, mientras el Gobierno llama al diálogo.

La marcha liderada por el expresidente Evo Morales partió de Achica Arriba hacia La Paz en la madrugada del lunes, aumentando la tensión política en Bolivia. El desplazamiento de los seguidores de Morales se produce tras enfrentamientos violentos con simpatizantes del Gobierno en la localidad de Ventilla, El Alto, donde aún persiste una vigilia. Estos choques dejaron ocho heridos y obligaron a la Policía a intervenir con gases lacrimógenos.

El presidente Luis Arce, quien mantiene una disputa interna con Morales, volvió a invitar al líder cocalero a dialogar. Sin embargo, hasta el momento, no ha habido avances significativos para evitar un enfrentamiento mayor.

La ministra de Salud, María Renee Castro, denunció que durante los enfrentamientos en Ventilla, atacaron a los personal de salud y ambulancias. “Eso no pasa ni en una guerra”, declaró, responsabilizando a los seguidores de Morales. Por su parte, el exmandatario respondió con firmeza: “Hagan lo que hagan, el pueblo va a recuperar su revolución”, ratificando su determinación de llegar a La Paz.

Sectores afines al presidente Arce han mostrado su rechazo a la marcha. La Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos pidió la detención de Morales, acusándolo de incitar a la violencia y de sedición. La situación se agrava con la convocatoria de la Asamblea de El Alto, que llamó a sus ciudadanos a impedir el ingreso de la marcha a la ciudad.

Llamados al diálogo y denuncias

Ante la posibilidad de que detengan a Morales, el exmandatario envió una carta al secretario general de la ONU, António Guterres, solicitando su intervención para evitar que el Gobierno desbarate la protesta con lo que calificó como “grupos paramilitares”. El exministro Carlos Romero también denunció un presunto plan del Gobierno para cometer un “genocidio” contra los manifestantes.

Por otro lado, el ministro del Interior, Eduardo Del Castillo, acusó a Morales de querer “llenar de sangre y muerte Bolivia”. A pesar de los llamados al diálogo, el expresidente no asistió a una reunión programada por el Gobierno el pasado viernes. Morales propuso encontrarse “donde la marcha se encuentre”, pero esta oferta fue rechazada por razones de seguridad.

Mediación y posibles soluciones

En un intento de reducir la tensión, el defensor del Pueblo, Pedro Callisaya, ha intervenido, pidiendo al Gobierno desmovilizar a los funcionarios públicos y sugiriendo un encuentro entre Morales y Arce. El presidente, en un mensaje televisivo, aceptó la mediación de la Defensoría y pidió un diálogo “sin condicionamientos”.

La marcha exige que el Gobierno responda a demandas sindicales y reconozca el congreso del Movimiento Al Socialismo (MAS) en Cochabamba, donde se ratificó a Morales como líder del partido y candidato para las elecciones de 2025, algo que el Gobierno asegura no es posible debido a las limitaciones constitucionales.

La tensión continúa, mientras Bolivia observa la pugna entre dos antiguos aliados que ahora se enfrentan por el control político del país.

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