Un libro recuerda a los salteños fallecidos en el bombardeo a la Plaza de Mayo
El profesor en historia e investigador Héctor Daniel de Arriba, publicó en octubre del 2022 su último libro titulado “Los Muertos de Plaza de Mayo: 1945, 1953 y 1955”. El mismo cuanta con amplios documentos sobre los sangrientos hechos ocurridos en la época, registros fotográficos y varios testimonios de familiares de las víctimas.
El libro de Héctor Daniel de Arriba, publicado en octubre del 2022, recuerda tres fechas sangrientas para la historia argentina. La primera es el 18 de octubre de 1945, cuando fallecieron dos jóvenes que habían participado de la concentración en la Plaza el día anterior en apoyo a Juan Domingo Perón. Ambos cayeron muertos en la vereda del edificio del desaparecido diario Crítica.
La segunda fecha es el 15 de abril de 1953, cuando dos bombas estallaron durante el discurso de Perón un acto de la CGT. La segunda bomba mató a seis personas y sus vidas y fotos aparecen en el segundo capítulo del libro.
El tercer hecho que recuerda el libro ocurrió el 16 de junio de 1955, cuando la gente esperaba un desfile de aviones sobre Plaza de Mayo, a las 12.40 horas comenzaron a caer bombas de explosión y fragmentación sobre la Casa de Gobierno, parte de la Plaza, las avenidas Paseo Colón e Yrigoyen como también sobre el barrio de Recoleta y Avenida Crovara en La Matanza. El gravísimo hecho produjo 214 víctimas, de las cuales, cuatro eran salteñas.
Las víctimas de nuestra provincia que el libro recuerda son Pilar Isabel Amezua, Viola Sara Bun, Mario Benito Díaz y Ricardo Orona. Tras la trágica muerte, los restos de Amezua llegaron a Salta 4 días después, acompañada por una multitud, incluyendo autoridades políticas y educativas, miembros de la Asociación Docente provincial y Unión de Docentes Argentinos.
Bun, por su parte, era maestra recibida en la Escuela Normal de Salta. Murió, por herida de bala sobre el globo ocular izquierdo. Sus restos llegaron a Salta junto a los de Pilar, y ambos fueron enterrados en el Cementerio de la Santa Cruz, en el Panteón de los Maestros Católicos.
Benito Díaz era granadero y metanense. Tenía 21 años. Su cuerpo llegó a la provincia el 26 de junio, y descansa en el panteón familiar del cementerio San José de Metán. El barrio Granadero Díaz, ubicado al sur de su ciudad natal, lleva su nombre.
Orona murió por heridas diversas causadas por proyectiles. En 2009, la Corte Suprema de Justicia informó al Director del Archivo Nacional de la Memoria, que el cuerpo de Ricardo estuvo en la Morgue Judicial, no se le practicó autopsia y fue entregado a sus familiares.
El libro posee como objetivo rescatar para el futuro la vida trunca de las víctimas inocentes de las tres fechas y recordarlas más allá de sus nombres y apellidos. Libros, diarios, revistas, obituarios, archivos documentales fueron revisados y leídos por el profesor para dar a luz una obra no partidista, que trae al presente argentino las muertes de una década del siglo XX.