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Uruguay redefine su postura sobre Venezuela: No reconoce a Maduro ni a González como presidentes

El nuevo gobierno de Yamandú Orsi busca mediar en la crisis venezolana sin respaldar a ninguna de las partes como presidente.

En un giro significativo de su política exterior, Uruguay ha decidido no reconocer ni a Nicolás Maduro ni a Edmundo González Urrutia como presidentes legítimos de Venezuela.

Esta decisión marca un cambio respecto a la administración anterior y refleja la intención del nuevo gobierno uruguayo de desempeñar un papel neutral y mediador en la crisis venezolana.

Tras asumir la presidencia el 1 de marzo de 2025, Yamandú Orsi, líder del Frente Amplio, ha delineado una política exterior que busca distanciarse de las posiciones adoptadas por su predecesor, Luis Lacalle Pou.

El nuevo ministro de Relaciones Exteriores, Mario Lubetkin, explicó en una entrevista que Uruguay no reconoce ni a Maduro ni a González como presidentes de Venezuela, argumentando que el proceso electoral no cumplió con las garantías democráticas necesarias.

Lubetkin enfatizó la necesidad de encontrar soluciones pacíficas y negociadas para la situación en Venezuela, sugiriendo la posibilidad de establecer “acuerdos de Montevideo” similares a los de Oslo de 1993.

“Uruguay tiene que ser un factor que ayuda a la paz. Si existen los acuerdos de paz de Oslo, ¿por qué no pueden existir los de Montevideo sobre Venezuela?”, planteó el canciller.

Implicaciones regionales

La decisión de Uruguay de no alinearse con ninguna de las partes en conflicto en Venezuela podría abrir espacios para una mediación efectiva en la región.

Al adoptar una postura neutral, Montevideo busca recuperar su tradición histórica de facilitador en procesos de paz y diálogo en América Latina.

Esta posición también podría influir en otros países de la región que buscan soluciones pacíficas y democráticas para la crisis venezolana. La comunidad internacional estará atenta a cómo Uruguay desempeña su rol en este complejo escenario y si logra convocar a las partes involucradas a una mesa de negociación.

El desafío para el gobierno de Orsi será equilibrar su papel de mediador sin perder de vista los principios democráticos y los derechos humanos en Venezuela.

La efectividad de esta estrategia dependerá de la receptividad de las partes en conflicto y de la colaboración de la comunidad internacional en la búsqueda de una solución sostenible para el país caribeño.

Fuente: La Nación

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