¿Y Cupido, dónde está? El amor no necesita un solo día

El 14 de febrero, San Valentín, es una fecha esperada por muchos para celebrar el amor en todas sus formas. Regalos, cenas, flores, y dulces son solo algunas de las maneras en las que las parejas, amigos y familiares demuestran su cariño. Sin embargo, hay algo que a menudo olvidamos en medio de la celebración: el amor no debería limitarse a un solo día del año.
Cupido, el famoso dios romano del amor, con su arco y flecha, es el encargado de despertar pasiones en los corazones de todos. Pero, ¿realmente necesitamos de él para que el amor florezca? La realidad es que el amor no debería ser un sentimiento que se celebra únicamente en una fecha marcada en el calendario. El amor genuino se construye día a día, en los pequeños gestos, las miradas, las palabras de apoyo y, sobre todo, en el respeto mutuo y debería festejarse también todos los días.
Cuando Cupido lanza sus flechas, no debemos esperar a que su magia nos toque solo en San Valentín. El amor se cultiva constantemente, desde los actos más simples hasta los momentos que realmente nos conectan con quienes tenemos cerca. Cada sonrisa, cada abrazo, cada conversación profunda, son oportunidades diarias para celebrar lo que verdaderamente importa.
Así que, más allá de las flores y los chocolates de este 14 de febrero, hagamos del amor una costumbre cotidiana. Porque el verdadero significado del amor no reside en una fecha, sino en la dedicación y el compromiso que ponemos todos los días en nuestras relaciones.
Cupido es una figura mitológica romana, hijo de Venus (diosa del amor) y Marte (dios de la guerra). Su equivalente en la mitología griega es Eros, quien también representa el amor, pero Cupido tiene una personalidad y una iconografía bastante distintas en la tradición romana. A menudo, Cupido es representado como un niño o joven alado, con un arco y flechas, cuya misión es hacer que las personas se enamoren al disparar sus flechas en sus corazones.

El presente perfecto para celebrar San Valentín.
Las flores en San Valentín, un gesto de amor eterno
En vísperas del Día de los Enamorados, en Salta, una familia lleva tres generaciones dedicándose a un arte tan simbólico como hermoso: la creación de ramos de flores. En la esquina de Sarmiento y Belgrano, junto al Museo de Bellas Artes, se encuentra la Florería CrisBett, un lugar que se convierte en el corazón de la ciudad durante estas fechas tan especiales. Con su esfuerzo y dedicación, hoy están trabajando sin descanso y mañana, 14 de febrero, tanto para los más previsores como para quienes se decidan a último momento a elegir ese detalle perfecto para regalar, trabajarán mucho más.
Las flores, en este contexto, no solo son un presente material, sino el símbolo perfecto del amor en sus múltiples formas. San Valentín es mucho más que una celebración del amor romántico entre una pareja; es una oportunidad para expresar el cariño hacia cualquier ser querido. Ya sea un amigo, un familiar o una pareja, el Día de San Valentín se convierte en un momento ideal para mostrarle a esa persona cuánto la valoramos, a través de un gesto sincero y genuino. Las flores, con sus colores, aromas y delicadeza, se transforman en el lenguaje perfecto para expresar lo que las palabras no siempre alcanzan a describir.
Regalar flores, junto con chocolates, tarjetas o peluches, es un acto que nos permite mostrar vulnerabilidad emocional, abrirnos y entregarnos sin reservas. Ese regalo simboliza nuestra atención y preferencia, creando un lazo emocional entre quienes lo dan y quienes lo reciben.
Para todos los enamorados este 14 de febrero el deseo es que se amen de una manera plena y auténtica. Que el amor que se compartan sea libre de prejuicios y culpas, que sea un amor sano, que los haga crecer juntos, eligiéndose cada día para hacer el bien al otro.
Cada persona tiene “su” forma de demostrar amor y está bien que así sea, pero a través del tiempo el que lleva la delantera es Cupido que, con sus peculiares características, a través del amor, nos devuelve la fe, la esperanza, nos genera sueños y nos hace ver la vida mucho más hermosa de lo que es.
Entre sus características:
Arco y flechas: Cupido es famoso por su arco y flechas, que son mágicas. Según la mitología, sus flechas tienen el poder de hacer que aquellos que sean alcanzados por ellas se enamoren locamente de la primera persona que vean. Las flechas son de dos tipos: una de oro (que provoca el amor) y otra de plomo (que provoca el desdén o el rechazo).
Inmadurez o travesura: En muchas representaciones, Cupido es mostrado como un niño travieso, que disfruta de jugar con los sentimientos de los mortales y los dioses. Esta característica de inmadurez y caos a menudo se asocia con las complicaciones que el amor puede generar.
Simbolismo: Cupido representa el amor en su forma más pura y espontánea, sin reglas ni explicaciones. En muchas culturas, su imagen se ha asociado a la idea del “enamoramiento irracional”, esa sensación de ser golpeado por el amor sin poder evitarlo.
Historias míticas: La historia más conocida de Cupido es la que involucra a Psique, una mortal que se enamora de él. En el mito, Psique es desafiada por Venus (la madre de Cupido), pero a pesar de todas las dificultades, el amor entre ellos prevalece. Esta historia es una de las más famosas sobre el poder del amor verdadero, simbolizando la transformación y las pruebas que deben superarse para alcanzar la felicidad en el amor.
Cupido moderno:
Hoy en día, Cupido es un símbolo universalmente asociado con el Día de San Valentín y con el amor romántico. En la cultura popular, lo vemos en tarjetas de San Valentín, decoraciones y anuncios publicitarios, donde se le representa como un niño con alas, disparando flechas para encontrar el amor. Sin embargo, como toda figura mitológica, su imagen ha evolucionado y, aunque sigue siendo el pequeño dios travieso del amor, se ha convertido también en un símbolo más amplio de la conexión emocional entre las personas.
En resumen, Cupido es el mensajero de la pasión y el amor, que aparece en momentos inesperados, recordándonos que el amor no tiene reglas y puede surgir en los momentos más improbables, como seguramente ha ocurrido con todos –sin excepción-, porque alguna vez, aunque sea una sola, el amor nos ha tocado… y fuimos felices y a veces infelices. Cada uno conoce su historia.
Colaboración Esmeralda Soledad Siuffi