
En pleno corazón de la Puna salteña, a más de 3.500 metros de altitud y tras ocho horas de viaje por rutas inhóspitas, los senadores provinciales Gustavo Carrizo y Leopoldo Salva recorrieron el yacimiento aurífero Lindero, operado por la empresa Mansfield, filial argentina de la canadiense Fortuna Silver.
Lo hicieron en calidad de miembros de la Comisión de Minería, Recursos Naturales y Medio Ambiente del Senado, con el propósito de observar en terreno el impacto real de una de las operaciones mineras más importantes del país.
Ubicada a 420 kilómetros al oeste de la ciudad de Salta, Mina Lindero es una operación a cielo abierto que comenzó a verter oro en 2020 tras una inversión inicial de 500 millones de dólares. En 2024 produjo 97.287 onzas de oro, con proyecciones de llegar a las 100 mil onzas anuales, extendiendo su vida útil al menos por una década. Pero más allá de las cifras, lo que está en juego aquí es mucho más: es el destino de una región históricamente postergada y la posibilidad de que Salta lidere un nuevo modelo económico minero-tecnológico.
Un proceso de alta tecnología y exigencia ambiental
Durante la recorrida, los legisladores pudieron constatar el minucioso proceso productivo del oro. El mineral es triturado en un circuito que procesa 18.750 toneladas por día y luego es sometido a un proceso de lixiviación con cianuro, en una plataforma especialmente diseñada. La solución aurífera pasa luego por las plantas SART y ADR, antes de la electrodeposición y refinación final, de donde surgen barras doré de 27 kilos.
Además de oro, el proceso permite la recuperación de cobre como subproducto, maximizando el rendimiento económico del yacimiento.
Los senadores se mostraron interesados en las prácticas de manejo ambiental: el uso de agua no apta para consumo humano proveniente del salar de Arizaro, el monitoreo constante de flora y fauna, un sistema de reciclado de residuos y, como innovación clave, una planta fotovoltaica que reducirá un 40% el consumo de combustible fósil.
El manejo seguro del cianuro —una sustancia crítica en este tipo de procesos— también fue detallado ante los legisladores, quienes insistieron en la necesidad de controles estrictos para garantizar la seguridad de los trabajadores y el entorno.
Una reserva estratégica: más de 11 millones de onzas bajo tierra
El verdadero potencial del proyecto Lindero va más allá de lo que ya se explota. Estudios geológicos estiman que bajo tierra hay más de 11 millones de onzas de oro diseminadas en aproximadamente 84 millones de toneladas de material, con una concentración promedio de 0,6 gramos por tonelada. Se trata de una de las reservas más grandes de América del Sur y probablemente la más importante en la historia de la minería argentina.
Este hallazgo tiene el potencial de cambiar por completo la matriz productiva de la provincia de Salta, colocándola como un actor relevante en el mapa global de metales preciosos, justo en el momento en que el oro —clave en tecnologías de punta— es también un activo estratégico en la transición energética.
La visión política: entre el optimismo y la responsabilidad
Finalizada la visita, el senador Leopoldo Salva valoró la oportunidad de “comprobar en territorio” los beneficios y desafíos de una industria que genera trabajo, infraestructura y posibilidades de crecimiento para comunidades olvidadas por décadas. Reiteró que la comisión parlamentaria trabaja en proyectos como la reforma de la Ley de Promoción Minera, con el foco puesto en la capacitación y contratación de mano de obra local.
Por su parte, Carrizo destacó el rol de la minería como el segundo complejo exportador de la provincia y celebró los avances en infraestructura como la electrificación de 300 kilómetros de la Puna y las obras sobre las rutas nacional 51 y provincial 27, claves para el desarrollo minero.
Empleo local
Uno de los datos más destacados es que más del 70% del personal que trabaja en Lindero proviene de Salta, principalmente de zonas cercanas como Olacapato, San Antonio de los Cobres y Salar de Pocitos. Actualmente, más de 500 personas están empleadas de forma directa, a lo que se suma una gran red de contratistas y proveedores que dinamizan la economía regional.
En cuanto al compromiso social, los voceros de la empresa informaron a los senadores sobre acciones concretas, como la próxima entrega de una ambulancia al paraje Pocitos.
Estas iniciativas, si bien positivas, también reflejan la deuda histórica del Estado con las comunidades de la Puna, que reclaman desde hace décadas servicios básicos como salud, educación e infraestructura.
El oro está ahí. Enterrado en las entrañas de la Puna. Pero lo que realmente está en juego es la capacidad de Argentina para convertir ese recurso en desarrollo sostenible, empleo digno, infraestructura duradera y soberanía económica.