Plan Roca: Tarija pide restablecer la hermandad con Argentina

Desde el Comité Cívico de Tarija, su presidente Jesús Gira expresó una fuerte preocupación por el impacto que puede tener en el Estado Plurinacional de Bolivia la implementación del llamado “Plan Julio Argentino Roca”, impulsado por el gobierno argentino en las zonas de las denominadas fronteras calientes.

En diálogo con el periodista Héctor Alí, Gira advirtió que estas políticas fronterizas atentan contra la histórica hermandad entre ambos pueblos y requieren una urgente reconducción diplomática.

Abogado de profesión, con trayectoria como presidente del Comité Cívico Juvenil y vicepresidente del Comité de la provincia Avilés, Gira sostuvo que las señales del actual gobierno argentino generan un clima de tensión innecesaria: “No puede ser que haya esa fisura en el relacionamiento bilateral con Argentina. Lo estamos viendo nuevamente con gobiernos de derecha, como ocurrió con Macri y ahora con Milei”, apuntó.

El plan Roca y el efecto en la frontera

El “Plan Roca”, enmarcado en la política de seguridad fronteriza del actual gobierno argentino, contempla el despliegue de las Fuerzas Armadas para tareas de control territorial en las provincias del norte. El argumento oficial es el combate al narcotráfico y el contrabando, pero según Gira, la medida puede implicar una afectación directa a derechos humanos y libertades fundamentales.

“No desconocemos que existen problemas con el tráfico de sustancias controladas, pero tampoco se puede coartar el derecho de las personas a circular, trabajar o visitar a sus familiares. No todo boliviano que cruza la frontera es narcotraficante”, cuestionó Gira, al tiempo que advirtió sobre las implicancias del uso de fuerzas militares en cuestiones de seguridad interna, prohibido por la Constitución argentina. El dirigente cívico también mencionó los recursos judiciales presentados en Argentina, como el habeas corpus colectivo impulsado por organizaciones de derechos humanos contra el Plan Roca, lo que calificó como “una señal de alerta sobre lo que se está gestando”.

Un territorio de tránsito e intercambio

Tarija, departamento sureño de Bolivia, mantiene desde hace décadas una dinámica cotidiana de intercambio económico, cultural y social con las provincias del norte argentino. “Aquí, muchas familias tienen doble nacionalidad, trabajan en Salta, Jujuy, Orán y hasta Buenos Aires. Las relaciones tienen que ser de hermandad, de mutuo respeto. No podemos vivir bajo amenaza de cierres fronterizos ni militarización”, afirmó Gira. El dirigente evocó, con tono de nostalgia, tiempos en los que las remesas enviadas desde Argentina ayudaban significativamente a la economía boliviana, “con cheques que llegaban mensualmente y que hoy hacen tanta falta”. Pero también hizo referencia a la crisis actual de su país, que expulsa a sus jóvenes hacia el exterior en busca de oportunidades, en medio de una situación “política, social, económica y judicial sumamente compleja”.

Gira reconoció el carácter estructural del comercio informal fronterizo: “No se puede frenar lo que forma parte de la cultura de la frontera. Así como argentinos cruzan a Bermejo a comprar algunos productos, también nosotros vamos a la Argentina por necesidades básicas. Pretender frenar ese flujo con controles estrictos sólo agrava la situación y genera malestar entre los pueblos”, y agregó: “Ese tránsito comercial siempre ha existido. A veces la economía de uno de los países favorece más que la del otro. Hay momentos en que se va a comprar a Bolivia, otros en que se va a vender a Argentina. Pero esto no se resuelve con alambrados o muros. Ya pasamos esa etapa. Hoy debe primar el respeto y la diplomacia”.

El titular del Comité Cívico tarijeño también se refirió al principio de reciprocidad en la atención sanitaria, y condenó cualquier acto de discriminación por nacionalidad: “No podemos permitir que se niegue atención médica a un argentino en Bolivia ni a un boliviano en Argentina. Esos muros deben quedar en la historia. Somos pueblos hermanos, somos sudamericanos”.